Ocho días antes de la inauguración de los Juegos Olímpicos 2024, las autoridades de París han implementado controles de acceso al río Sena, escenario principal de la inauguración el 26 de julio. Desde la madrugada de este jueves, el perímetro «gris» o de Seguridad Interna y Lucha contra el Terrorismo (SILT) ha entrado en vigor, limitando el acceso a las orillas del Sena.
«Ahí está el perímetro rojo, aquí el perímetro gris».
Según la prefectura de policía, el 90% de los usuarios han podido acceder al perímetro, mientras que el 10% de las denegaciones fueron para personas con pases para la zona roja alrededor de las sedes olímpicas, aún no activada.
Los controles, que incluyen la verificación de pases de acceso mediante códigos QR, han generado filas frente al museo del Louvre. Solo residentes, profesionales y visitantes con reservas de hotel, museo o restaurante pueden ingresar. Inès, que se dirigía al trabajo, logra pasar después de un rápido registro corporal.
Las restricciones han alterado significativamente la vida en París
Pauline, abogada, aún no ha recibido su pase pese a haberlo solicitado hace tres semanas. Laurent Núñez, prefecto de policía, indica que durante las primeras 24 horas los controles serán flexibles, pero solo para residentes y trabajadores permanentes del área gris.
Al otro lado del Sena, cerca del puente Saint–Michel, las mismas escenas se repiten: transeúntes preguntan si pueden pasar, y sin un código QR, la respuesta es negativa. Se estima que casi 300,000 personas tienen derecho a un pase. Los ciclistas y peatones rechazados son dirigidos al puente Notre–Dame cercano, aún abierto al tráfico.
Thiong Tran, que vive en las afueras de París, quería mostrar el mercado floral cerca de Notre-Dame a su familia, pero no podrá hacerlo. Cerca del ayuntamiento, peatones sin pase son redirigidos al puente Notre-Dame. Xavier Bosert, que cruza París en bicicleta, lamenta la falta de organización del tráfico para los Juegos Olímpicos.
Las restricciones han alterado significativamente la vida en París, y aunque los controles iniciales son más tolerantes, se espera que se endurezcan a medida que se acerca la inauguración de los Juegos.
Información de la mano con El Economista