Ezedin al Qasam, brazo armado del movimiento islamista palestino Hamás, bombardeo la ciudad israelí de Tel Aviv, en una escalada del conflicto que la diplomacia internacional intenta frenar con nuevos esfuerzos para alcanzar una tregua.
Las sirenas de alarma resonaron en la capital y en el centro de Israel por primera vez en meses, sin que se registraran víctimas.
Hamás afirmó en Telegram que habían atacado Tel Aviv “con una importante andanada de cohetes en respuesta a las masacres sionistas contra civiles” y llamó a los palestinos a “levantarse y marchar” contra la “masacre” israelí en Rafá.
Por su parte, el ejército israelí indicó que se dispararon al menos ocho proyectiles desde Rafá, en el sur de la Franja de Gaza, donde sus tropas luchan contra combatientes islamistas, y que “algunos cohetes fueron interceptados”.
En este contexto, el número dos del gabinete de seguridad del gobierno israelí, Benjamin Gantz, afirmó que el lanzamiento de los cohetes desde Rafá confirmaron la necesidad de la operación militar en esa región, incluso contra el mandato de la Corte Internacional de Justicia.
«Los cohetes lanzados hoy desde Rafá demuestran que las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) deben operar en cualquier lugar desde el que opere todavía Hamás y, como tal, las FDI seguirán operando en cualquier lugar en el que sea necesario”, afirmó Gantz en la frontera con Gaza.
En tanto, autoridades de Gaza afirmaron que los ataques israelíes contra un centro de desplazados cerca de Rafá dejaron ayer decenas de muertos, luego de que el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, rechazó poner fin a la guerra.
Hamás afirmó que al menos 35 personas murieron en el ataque y otras 50 resultaron heridas, en lo que calificó como una “horrorosa masacre”.
El ejército israelí afirmó que mató a dos altos cargos de Hamás en el ataque aéreo a Rafá y que estaba al tanto de que este afectó a civiles.
Precisó que el bombardeo mató a Yassin Rabia y Khaled Nagar, altos cargos del grupo islamista.
Con información de Excélsior.