sábado, noviembre 23, 2024
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Rafael Tovar y de Teresa; ‘Heredero de Vasconcelos’

El presidente Enrique Peña Nieto encabezó ayer en el Cenart el homenaje luctuoso al secretario de Cultura.

Todos querían acercarse a las cenizas de Rafael Tovar y de Teresa (1954-2016). Todos querían montar guardia de honor y dar el pésame a su esposa Mariana García Bárcena y a su hijo Rafael Tovar y López-Portillo, durante el homenaje póstumo que Tovar y de Teresa recibió la tarde de ayer en el Teatro de las Artes del Centro Nacional de las Artes (Cenart).

Ahí estuvo Marta Sahagún de Fox y funcionarios como José Antonio Meade, Rosario Robles, Aurelio Nuño, José Narro, César Camacho Quiroz; y el escritor Jorge Volpi, recién nombrado coordinador de Difusión Cultural de la UNAM, quienes lamentaron el fallecimiento del primer secretario de Cultura que falleciera la madrugada del sábado 10 de diciembre a causa de un mieloma múltiple.

Todos querían acercarse a la urna blanca y callada, donde reposaban las cenizas del constructor de instituciones culturales, del funcionario y autor de El último brindis de Don Porfirio, quien ayer fuera definido por el presidente Enrique Peña Nieto como el heredero de José Vasconcelos.

Veo en él a un digno heredero de Ignacio Manuel Altamirano, Justo Sierra, José Vasconcelos y Jaime Torres Bodet, porque supo poner las herramientas del Estado a favor de los creadores y de la defensa del patrimonio artístico y cultural de nuestro país. Estoy seguro que el juicio de la historia sobre él, precisamente, lo habrá de poner en el altar de estas grandes figuras que han servido a México”, expresó.

También lo describió como un digno heredero de la mejor y más generosa tradición cultural mexicana, un hombre que construyó un puente entre el servicio público y la comunidad artística y cultural, al punto de borrar las diferencias, a pesar de que esa comunidad no se hubiera manifestado ayer entre la audiencia.

Pero antes de esas palabras, el primogénito de Tovar y de Teresa se concentró en el esposo, padre, hermano y amigo, y no en el arquitecto de instituciones culturales, al punto en que “no hay manera de que pueda desligar su trabajo de mi relación con él, pues desde que tenía nueve años comencé a acompañarlo a Bellas Artes, a museos, conciertos e inauguraciones”.

Y aseguró que la bondad de ese ser humano consiguieron la unión de sus dos familias, la primera creada con Carmen Beatriz López Portillo, y la segunda con Mariana García-Bárcena Langenscheidt.

Ese enorme amor logró que sus dos familias, la primera y la segunda, se convirtieran en una sola. Y el hecho de que él ya no esté no significa que eso cambiará, pero sí significa que el enorme amor y unión entre nosotros se hará más profundo, pues podremos consolar ese vacío imposible de llenar y sólo es comprensible en la intimidad de la familia”.

Aprovechó el momento para comprometerse con su hermana Leonora, con Mariana –segunda esposa de Tovar y sus hijas María y Natalia– y con su madre para permanecer a su lado.

A las cinco mujeres de mi vida les prometo, aquí y ahora, estar a la altura de mi padre y actuar de manera coherente y consecuente con lo que él hubiese querido. Es mi mejor manera de honrarlo”.

Y reconoció que el momento más significativo que pasó al lado de su padre fue la madrugada del 10 de diciembre, “cuando tuve la fortuna de ser yo quien lo acompañara en el momento de su muerte, de verlo a los ojos mientras, en silencio, nos decíamos todo y su vida se apagaba”, una muerte que describió como el reflejo de su personalidad: serena, elegante y pudorosa, como un gatopardo que mantuvo el lema de familia que reza: “Una buena muerte, honra toda una vida”.

QUISO SER PIANISTA

Durante el homenaje en el Cenart, no faltó la música clásica, interpretada por la Camerata Instrumental de México, bajo la conducción de Ramón Romo Lizárraga, quien interpretó el Concerto Grosso Número 4 de G.F. Händel.

También intervino el violonchelista Carlos Prieto, quien recordó que conocía a Tovar desde hace cuatro décadas, enfatizó la amistad que los unió y lamentó su fallecimiento, dado que fue uno de lo colaboradores más brillantes de la presente administración.

Eran enciclopédicos los conocimientos musicales de Rafael y, por lo tanto, sosteníamos muy largas conversaciones sobre temas musicales. Recuerdo que me decía que si de niño hubiera podido escoger libremente su carrera, se habría dedicado al piano”, y aseguro que su colección de discos y videos de música clásica es la mejor y la más amplia del país.

Al término de la ceremonia hubo un minuto de aplausos y se confirmó que las cenizas serán depositadas en el Panteón Francés.

 

 

Fuente: Excélsior

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