El termino resistente a la insulina llega a poner a mucha gente nerviosa, pero vamos por partes. En primer lugar te diremos que la insulina es una hormona producida por el páncreas, y ayuda a que los azúcares obtenidos a partir del alimento que ingerimos lleguen a las células del organismo para suministrar energía.
Esta sólo se mantiene activa en la sangre durante períodos cortos (menos de 15 minutos), y en caso necesario por un problema metabólico, se regenera su producción y a la larga, puede agotar al páncreas y dejar de producirse.
Es decir, la insulina es la hormona que manda la señal a las células corporales para que sean receptivas al azúcar que entra en los alimentos cuando comemos. Cuando generamos resistencia a la insulina, nuestras células no reconocen la insulina y entonces, cuando comemos, nuestras celulas no incorporan el azúcar (su “gasolina” para funcionar) y ocurren varias cosas:
1.- Se acumula el azúcar en el torrente sanguíneo.
2.- Al detectar el cerebro que no se ha asimilado el azúcar, manda al pancreas que genere más insulina, y por otro lado, como nuestras células no se alimentan, estamos más cansadas y encima tenemos más hambre.
A la larga, esta situación genera un colapso en el páncreas, que deja de producir insulina y es la conocida y temida diabetes.
¿Cómo saber si eres resistente a la insulina?
Tu médico puede hacer varios análisis de sangre espaciados en el tiempo para comprobar cómo tu cuerpo reacciona a la comida. Es un procedimiento largo y molesto. Pero hay señales de alarma. Si notas algunos de estos síntomas, puede que tengas resistencia a la insulina:
1.- Te duermes después de comer comidas altas en carbohidratos, y vuelves a tener hambre una hora después.
2.- Te sientes a menudo mareado y te cuesta concentrarte.
3.- Tienes un alto porcentaje de grasa, tienes barriga cervecera si eres hombre.
4.- Te cuesta perder peso.
5.- En tus análisis tienes la glucosa y los triglicéridos altos.
6.- Tienes la presión arterial alta.
¿De qué depende la sensibilidad a la insulina?
No se conocen todas las causas, pero los siguientes factores influyen con casi total seguridad
1.- La herencia: la sensibilidad a la insulina puede ser genética, e incluso pasar de una madre resistente a su feto.
2.- La obesidad: especialmente la abdominal. La barriga es a la vez una causa y un agravante de la resistencia a la insulina.
3.- El sedentarismo: la falta de ejercicio te vuelve resistente a la insulina.
4.- La dieta: el azúcar y en general la comida de alto índice glucémico (como almidón refinado), el exceso de aceites de semillas, y las grasas trans aumentan la resistencia a la insulina.
5.- La falta de sueño: no dormir aumenta la resistencia a la insulina.
6.- El estrés: los altos niveles de cortisol crónicos provocan resistencia a la insulina.
En caso de que tengas alguno de estos síntomas no dudes en acudir con tu médico.
Fuente: Eme de Mujer
