miércoles, diciembre 4, 2024
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El uso de prendas con tecnología se está convirtiendo en una realidad

Cuando visité el movido taller de Levi’s, donde el fabricante de jeans experimenta con nuevos diseños a pocas cuadras de la Bahía de San Francisco, Paul Dillinger probaba una nueva campera de denim. Creada para los ciclistas, está especialmente diseñada para que la espalda no quede expuesta; tiene puños para tormentas, para evitar que el aire entre por las mangas; e, inesperadamente, cuenta con el equivalente tecnológico a una varita mágica.
«¿Qué hechizos te gustaría lanzar hoy?», se ríe golpeando ligeramente su brazo izquierdo, que tiene sensores introducidos en la tela y una luz que cambia de color en la manga. La manga está encantada: en el interior posee tecnología que puede ayudar a los ciclistas a hacer de todo, desde contestar llamadas telefónicas hasta evitar perderse. Los ciclistas pueden utilizar sus teléfonos inteligentes para configurar la campera para que reconozca las llamadas de sus «favoritos». Pueden tocar o deslizar la manga para enviar un mensaje de texto estimando su hora de llegada a casa, en base a los datos sobre su ubicación a través de Google Maps.
La campera -que estará a la venta en la primavera de 2017- forma parte de una nueva generación de dispositivos de vestir que apunta a que la tecnología se ponga de moda. Hace un tiempo que el mundo de la moda viene experimentando con la tecnología aplicándola en prendas únicas de alto perfil . Pero todavía no incursionó en el mercado masivo. Este año, Karolina Kurkova provocó gran asombro en la Gala del Met con su vestido Marchesa -desarrollado con el sistema de inteligencia artificial de IBM, Watson- que cambiaba de color cuando la gente tuiteaba.
Make Fashion, un grupo de artistas e ingenieros canadienses, llevan cinco años creando diseños lúdicos, tales como los vestidos «Gamer Girls», que cambian de color dependiendo de si ganan o pierden. Pero hasta ahora la aceptación generalizada de estas tecnologías ha sido lenta.
Incluso las empresas de tecnología dirigidas por Apple, la empresa más consciente del diseño en la industria, han fracasado en la creación de productos que atraigan más allá de su base de geeks. El reloj de Apple viene con una amplia gama de correas, incluyendo una colección hecha a mano por artesanos de Hermes en Francia.
Ahora, algunas casas de moda están empezando a asociarse con empresas de tecnología para intercambiar conocimientos y subsanar «puntos ciegos». Los fabricantes de tecnología están enseñando a las casas de moda a hacer chips y baterías delgadas, mientras que éstas últimas les enseñan a los expertos en tecnología a diseñar prendas para distintas tallas y a garantizar que las prendas tecnológicas sean aptas para el lavado. El fabricante de chips Intel colabora con los fabricantes de relojes Fossil y Tag Heuer y con la compañía de anteojos Luxottica, mientras que Fitbit, el fabricante del monitor de actividad física, se asoció tanto con Tory Burch como con la firma de ropa Public School.
A principios de este mes en la Semana de la Moda de Nueva York, Michael Kors anunció su primera incursión en la tecnología de vestir. En asociación con Google, la marca presentó un reloj inteligente basado en su exitosa colección analógica. Los nuevos modelos de Dylan y Bradshaw incluyen funciones como notificación, mapas, y un servicio de búsqueda por voz de Google. Su precio será de 329 libras, cerca de 100 libras más que la versión analógica.
Si Google Glass fue un excelente ejemplo de una gran idea, pero una tragedia para la moda, estas nuevas colaboraciones deberían contribuir a cerrar la brecha entre la funcionalidad y la moda. Google tendrá acceso a un mercado más joven, enfocado en la imagen, y todos los beneficios de una campaña de marketing de gama alta. La casa de moda brinda nueva vida a su marca, y atrae a un nuevo público. Todo el mundo gana.
Google también se asoció a Levi’s para desarrollar la campera de ciclismo. Reunió al equipo de Advanced Technology and Projects de Google en Silicon Valley con su grupo de mayores expertos de la marca.
Dillinger, director de innovación global de Levi’s, contó que la asociación funcionó porque Google estaba dispuesta a aprender de Levi’s y viceversa. Y hubo grandes desafíos: la tecnología tuvo que sobrevivir a las agresivas pruebas que deben superan los jeans antes de llegar a las tiendas.
«Francamente tuvimos las mejores capacidades de ambas compañías», señaló Dillinger. «Nosotros no somos muy buenos en tecnología y ellos no son muy buenos en el diseño de prendas». Sandra López, vicepresidenta del nuevo grupo de tecnología de Intel, tiene ambas habilidades: estudió marketing textil y de indumentaria, y luego pasó a trabajar en el sector tecnológico, incluyendo Adobe y Macromedia, antes de llegar a Intel.
Según ella en el último año y medio se empezó a ver un progreso real a medida que más casas de moda están construyendo sus propios departamentos de investigación y desarrollo para analizar cómo utilizar la tecnología en sus colecciones.
La moda y la tecnología están más cerca de tener una relación que podría producir dispositivos de vestir más elegantes, pero todavía estamos lejos de un futuro en el que todos los armarios necesiten sus propios cargadores.
Carolina Milanesi, analista de tecnología de consumo en Creative Strategies, la firma de investigación de mercado de Silicon Valley, contó que la industria de la tecnología hasta ahora no logró convertir los dispositivos de vestir en artículos de moda de manera tal que le permita expandirse más allá de un nicho de primeros usuarios, que a menudo son de sexo masculino.
Sin embargo, sostiene que el mundo de la moda -si se logra que la tecnología sea estética o discreta- debería ayudar a la industria a vender sus productos a precios más altos ya que el consumo deja de estar basado en las funcionalidades para convertirse en una «compra emocional».

 

Fuente: El Cronista

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