El consumo de metanfetaminas ha aumentado significativamente en áreas cercanas a las zonas de producción, como Sinaloa, Michoacán, Colima y Jalisco, provocando un incremento en las sobredosis.
Según InSight Crime, entre 2017 y 2021, el número de personas que buscaron tratamiento por consumo de Estimulantes de Tipo Anfetamínico (ETA) en el país creció un 215%.
Además, la Secretaría de Salud (Ssa) informó que entre 2013 y 2023, el consumo de estos químicos psicoactivos, que incluyen anfetaminas, metanfetaminas, éxtasis y estimulantes de uso médico, representó el 49.1% de los casos tratados.
En 2023, se registraron 179,342 casos de atención por consumo de sustancias, con el 49.1% relacionados con metanfetaminas. En contraste, el alcohol representó el 21.8%, la marihuana el 13.3% y la cocaína el 6.8%. El consumo de fentanilo también ha mostrado un crecimiento sostenido, especialmente en ciudades de la frontera norte, con 518 personas recibiendo atención en 2023.
InSight Crime destaca que las metanfetaminas son más baratas y producen efectos más intensos y duraderos que la cocaína, lo que las hace populares entre personas que trabajan largas jornadas o buscan evitar la abstinencia de otras drogas. El consumo de esta sustancia también se ha extendido a jóvenes, incluso niños de 11 años, en comunidades marginales.
La producción de metanfetaminas ha crecido notablemente en la última década, con laboratorios produciendo entre 200 y 300 kilos semanalmente, y hasta una tonelada en instalaciones más grandes.
Las redes criminales mexicanas están fabricando metanfetaminas de alta pureza, mientras que las autoridades han incautado grandes cantidades de precursores químicos y drogas en laboratorios clandestinos.
Entre 2019 y 2023, se aseguraron más de 2,000 narcolaboratorios, siendo las metanfetaminas la droga más incautada, seguida de marihuana, cocaína, fentanilo y heroína.
Información de la mano con Excelsior
