Para muchos votantes franceses con raíces diversas, los resultados electorales del domingo pasado fueron un alivio, simbolizando una aceptación de la diversidad étnica del país en lugar de una victoria de las fuerzas xenófobas de ultraderecha.
“Fue un momento de alegría, una luz al final del túnel”, dijo Loven Bensimon, quien celebró el domingo con miles de personas en la plaza de la República de París en torno a una enorme bandera francesa hecha con retales que decía “Francia es el tejido de las migraciones”.
“Pero la pelea no ha acabado”, advirtió Bensimon, una mujer negra de 27 años que trabaja en comunicación. ”Tenemos que pelear contra el racismo que enfrentamos cada día, y que se ha hecho más visible en las últimas semanas”.
Aunque el partido antiinmigrantes Agrupación Nacional estuvo cerca de conseguir una mayoría en la Asamblea Nacional, terminó tercero en las elecciones del domingo, después de que los grupos de centro e izquierda unieran fuerzas. Algunos candidatos en escaños disputados renunciaron a la segunda vuelta a favor del candidato con más opciones de derrotar a la ultraderecha.
Sin embargo, grupos de la sociedad civil y ciudadanos preocupados señalan que la campaña ha dejado sobre la mesa un discurso de odio racista y violencia ocasional que es improbable que desaparezcan cuando el nuevo parlamento asuma sus escaños.
La francoargelina Nacera Houngues, de 61 años, experimentó abusos por sus orígenes por primera vez durante la campaña. El día antes de la primera ronda electoral en junio, Houngues fue insultada y agredida por vecinos.
“Tengo miedo, mucho miedo, una sensación que no había tenido nunca antes”, confesó Houngues con lágrimas contenidas. Presentó una denuncia ante la policía, pero dice que tiene miedo de salir de su casa, donde vive desde hace 37 años con su familia.
Es difícil obtener cifras precisas sobre la raza y etnia en la sociedad francesa, ya que el país no contabiliza a la gente por raza ni religión, en línea con su doctrina de universalismo.
No obstante, un comité de derechos humanos reportó un incremento significativo en las denuncias de actos racistas y antisemitas. La Comisión Consultiva Nacional de Derechos Humanos registró un incremento del 32% en los incidentes racistas en 2023 y un aumento “sin precedentes” en actos antisemitas, un 284% más que en 2022.
Según la agencia nacional francesa de estadística, un millón de personas dijeron ser víctimas de racismo al menos una vez al año.
El comité de derechos humanos ha señalado a la Agrupación Nacional como un factor clave en el fomento del discurso de odio, pero también acusó a otros partidos, como los militantes de ultraizquierda de Francia Insumisa, de contribuir a este clima.
Para Dominique Sopo, líder del grupo SOS Racisme, las cifras reflejan un clima político especialmente tenso en Francia.
Información de la mano APNEWS
