Era 1968 y sonaba en la radio Light my fire del legendario grupo The Doors, los jóvenes escuchaban rock a manera de mostrar su rebeldía.
Fue precisamente esta rebeldía y la rivalidad entre instituciones educativas que llevó a que se realizara un enfrentamiento entre alumnos de las Vocacionales 2 y 5 del Instituto Politécnico Nacional y la preparatoria Isaac Ochoterena, incorporada a la UNAM, éste terminó cuando un cuerpo policiaco de granaderos disolvió el enfrentamiento haciendo uso excesivo uso de la fuerza y deteniendo a varios estudiantes, ello generó el disgusto de los jóvenes y que llevó a un paro de labores en varias escuelas.
Así, 72 días antes del 2 de octubre de 1968, comenzó la efervescencia estudiantil. El conflicto se extendió por toda la Ciudad de México, en tanto las autoridades federales buscaban calmar los ánimos previo al inicio de los Juegos Olímpicos de los que México sería sede el 12 de octubre de ese mismo año, durante las manifestaciones hubo autobuses quemados, se paralizó el transporte público, además, de que autoridades de seguridad reportaron artefactos explosivos y combustible en escuelas, teniendo estos antecedentes como pretexto el Ejército irrumpió en la Escuela Nacional Preparatoria 1 (el actual Colegio de San Ildefonso) y de un bazucazo, destruyó la puerta, para así iniciar la presencia militar en el conflicto, autorizada por el entonces presidente Gustavo Díaz Ordaz.
Este movimiento tomó fuerza cuando el 1 de agosto el rector de la UNAM, Javier Barros Sierra encabezó una manifestación de alrededor de 80 mil universitarios y politécnicos, en protesta por la represión y en demanda de la liberación de los estudiantes presos.
Entonces se conformó el Consejo Nacional de Huelga (CNH) para establecer que las escuelas estarán en huelga, pero no en paro activo; habrá tres representantes por plantel, y para rechazar la presencia de organizaciones ajenas a la comunidad escolar.
En ese momento, quedó formalizado en los seis puntos de un pliego petitorio.
Sin embargo, la presencia de los militares continuó en las escuelas, ya para el 1 de octubre de ese año, el Ejército desocupó todas las instalaciones de la UNAM y el IPN que mantuvo tomadas, como un movimiento estratégico para lo que tenía planeado.
Al día siguiente, el 2 de octubre de 1968 y una multitud calculada en miles de personas, mayoritariamente estudiantes, protestaba en ese lugar ante el llamado a hacer un mitin, fue entonces que dos bengalas rojas surcaron el cielo de la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco. Faltaban cinco minutos para las seis de la tarde, quince minutos después, un helicóptero sobrevoló la plaza, desde su interior fueron arrojadas dos luces más, la orden para que el “Batallón Olimpia”, un grupo paramilitar creado para garantizar la seguridad durante los Juegos Olímpicos de 1968, comenzara a atacar. Los miembros de este grupo se apostaron en edificios del complejo de Tatelolco, como el Chihuahua, desde donde abrieron fuego en contra de los manifestantes, las cifras oficiales entre 30 y 40 muertos, la cantidad total miles, cifra a 49 años que aún no ha sido definida.
Un año después, el 1 de septiembre de 1969 durante su informe de gobierno, Gustavo Díaz Ordaz asumió la responsabilidad de este hecho que marcó la historia de México.
Hoy a 49 años, el 2 de octubre no se olvida.
Para RR Noticias, Juanita Gavidia