En un país conmocionado por los decretos y anuncios de las primeras medidas del gobierno de Javier Milei, cuyo ministro de Economía, Luis Caputo dispuso un “ajustazo” nunca visto.
La medida a afecta no sólo a la población más pobre sino también a la clase media y no a la llamada “casta”, hubo una primera respuesta de las centrales y organismos sindicales, que advirtieron “que no darán ningún paso atrás” y se tomarán acciones ante este “zarpazo”.
Lo más grave es que se comprobó que hay medidas ocultas en el anuncio: a partir de enero se retiran todos los subsidios, incluidos los de pasajes del transporte colectivo, trenes, metro y demás.
Se agravará la situación de los jubilados y pensionados, y se emplearán fondos de la caja de jubilación, además de incrementarse las tarifas de los servicios públicos ya impagables.
Se pagarán los impuestos a las ganancias, en los que estaban exentos los trabajadores en el anterior gobierno del peronista Alberto Fernández.
La eventual derogación de la ley sancionada en septiembre que eliminó estos impuestos significará un fuerte recorte a los sueldos. Subió también el impuesto País a las importaciones, de 7.5 a 17.5 por ciento.
Si algo faltaba, el Banco Central comunicó que se estatiza virtualmente la deuda de grandes empresas por unos 30 mil millones de dólares, que se emitirá en pesos.
Mientras subió la gasolina en 58 por ciento y la extranjera Shell ajustó sus precios, para equipararlos a las nuevas cifras de la devaluación.
En tanto, la vicepresidenta Victoria Villarruel, actuando de alguna manera por su cuenta negoció con los senadores de la ultraderechista Propuesta Republicana PRO, a quienes prometió cargos para sumarlos a los escasos siete senadores de la oficialista La Libertad Avanza, y tratar de igualar a la mayoría de la peronista Unión por la Patria.
Habría logrado apoyo de la Unión Cívica Radical, separada ahora de la coalición derechista Juntos por el Cambio.
También impuso al senador Bartolomé Abdala, de la provincia de San Luis, como presidente provisional del Senado, para el que Milei había elegido al senador de Formosa, Francisco Paoltroni, lo que mostró la capacidad de accionar de Villarruel, la negacioncita de los crímenes de la dictadura militar (1976-1983), excluida de los ministerios de Defensa y de Seguridad, que pensaba controlar desde la vicepresidencia.
Por su parte, Jorge Macri, jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, mencionó que se preparan para atender a los pobres y a clase media y “no se nos mueran de hambre” para lo cual se reunió con la Iglesia católica y los evangélicos de la Iglesia Universal y del Reino de Dios que manejan a una buena cantidad de población aquí y que en este caso están fuertemente relacionados con Israel.
Con información de La Jornada.