2009: Mientras su esposa está por pronunciar un discurso oficial en Correze, el expresidente, sentado detrás de ella, bromea con su encantadora vecina rubia susurrándole al oído
PARÍS, Francia.
Si bien formó junto a su esposa Bernadette una pareja política indestructible durante más de medio siglo, el expresidente francés Jacques Chirac, seductor empedernido, nunca ocultó su amor por las mujeres, su lado «mujeriego».
Casi octogenario, fue sorprendido nuevamente en flagrante delito de seducción en 2009. Mientras su esposa está a punto de pronunciar un discurso oficial en Correze, feudo familiar y político de los Chirac, en el suroeste de Francia, el expresidente, sentado detrás de ella, bromea con su encantadora vecina rubia susurrándole al oído.
«Sabe, hay que tener cuidado con las mujeres», le dice, frase captada por una cámara de televisión, rapidamente interrumpida por una mirada furiosa de Bernardette.
«Tenía mucho éxito. Atractivo y muy juguetón, alegre, las chicas lo perseguían», reconoció la que fue su esposa durante 63 años, en «Conversación», un libro de confidencias sabiamente destiladas, publicado en 2001.
Periodistas, actrices, activistas: Jacques Chirac era muy discreto sobre sus conquistas, a las que recibía a menudo en un apartamento de soltero, informó en 2017 su fiel colaborador, Daniel Le Conte en su libro «Presidente, llegó la noche».
«Cuando tenía una cita con una mujer, era al minuto», cuenta un antiguo chófer del presidente. «Lo dejábamos y nos daba un horario exacto. Lo último que podíamos hacer era llegar tarde». Esto le valió el apodo irónico de «cinco minutos, ducha incluida» en el mundillo parisino.
Pocos años después de su elección a la presidencia en 1995, el rumor público le atribuyó una relación con la actriz italiana Claudia Cardinale. Lo que no desestabilizó a su esposa Bernadette, quien se resignó vivir con estos adulterios.
– «Los hombres, esos cavernícolas» –
Interrogada por la prensa durante un viaje a Correze, Bernardette ironizará ante los periodistas: «Habéis venido en pelotón, no soy Claudia Cardinale».
«Al principio fue duro, me entristeció. Y luego me acostumbré. Me dije a mí misma que así era, y que había llevarlo con la mayor dignidad posible», dijo la exprimera dama en un documental en 2016, añadiendo que había pensado en divorciarse pero que nunca se decidió a hacerlo.
«No lo hice porque, ante todo, soy católica practicante y creo que la formación que recibimos cuando somos niños es indeleble. Y la verdad es que estaba muy enamorada de mi marido».
Comprometida con la política, consejera municipal desde 1971 y primera mujer consejera general de Correze en 1979, donde ejerció un mandato local hasta 2015, Bernardette sabe que su pareja está cimentada por los años de conquista y ejercicio del poder.
«No era sólo un matrimonio de amor sino un matrimonio de ambición», destaca esta mujer muy respetada y apreciada por los franceses, sobre todo por el éxito fulgurante de su «operación moneditas», colecta anual para niños en hospitales que lanzó en 1990.
Dotada de un sentido político innegable, se dice incluso que fue la única que advirtió a Jacques Chirac del peligro que representaba Jean Marie Le Pen, candidato de la extrema derecha que llegó, ante la sorpresa general, a la segunda vuelta de la presidencial en 2002.
«No odié a las mujeres. Pero nunca he abusado de ellas», se justificará Jacques Chirac al final de su vida. «Nosotros, los hombres, somos los Cromañón de la prehistoria. Siempre cazando y persiguiendo. Pero al final tenemos que volver a nuestra cueva. Yo necesito esta cueva para encontrarme. Sin ella, sería un alma en pena», dijo a un periodista refiriéndose a su esposa.
Excélsior.