El papa Francisco dijo el martes que la Iglesia católica tiene que reconocer la historia de dominación masculina y abuso sexual amujeres y niños, a fin de reparar su imagen entre los jóvenes o de lo contrario podría convertirse en un «museo».
Pero, en un documento en el que se admiten en parte las responsabilidades del clero por los escándalos de abusos de sacerdotes y religiosos, el pontíficetambién afirmó que la iglesia no está de acuerdo con todas las posturas de «algunos grupos feministas», en una clara referencia a la prohibición de tener sacerdotisas.
Francisco está enfrentando numerosas críticas por la respuesta de la iglesia a décadas de abusos que han causado graves daños a la reputación de la institución, que en varias partes del mundo ha tenido que pagar miles de millones de dólares en compensaciones.
El líder católico hizo estos comentarios en su ‘Exhortación apostólica’, un documento de 50 páginas con sus reflexiones sobre una reunión de un mes que sostuvo en octubre con obispos para discutir el rol de los jóvenes en la iglesia de mil 300 millones de fieles.
El Papa instó a los jóvenes a no desilusionarse con el escándalo de abusos sexuales que ha golpeado a la iglesia y les pidió trabajar con la abrumadora mayoría de clérigos y religiosos que se han mantenido fieles a su vocación.
«Una iglesia (…) puede recordar la historia y reconocer una larga trama de autoritarismo por parte de los varones, de sometimiento, de diversas formas de esclavitud, de abuso y de violencia machista», dijo el Pontífice de 82 años.
«Con esta mirada dará su aporte con convicción para una mayor reciprocidad entre varones y mujeres, aunque no esté de acuerdo con todo lo que propongan algunos grupos feministas», añadió.
Algunas organizaciones que luchan por los derechos de las mujeres han llamado a la Santa Sede a permitir el sacerdocio sin discriminación por género.
La iglesia se opone argumentando que Jesús sólo escogió a hombres entre sus apóstoles.
Este mes, todo el personal femenino de una revista mensual vinculada al periódico del Vaticano que aborda temas de género renunció abruptamente tras afirmar que su nuevo editor intentaba restringir su autonomía y colocarlas «bajo control masculino directo».
La revista ha publicado una serie de temas, incluyendo historias sobre abusos a religiosas por sacerdotes y monjas que trabajaban gratis a disposición de obispos. El editor ha negado las acusaciones.