El rector de la UNAM, Javier Barros Sierra, se convirtió en protagonista fundamental del Movimiento Estudiantil, aunque a los ojos del aparato gubernamental era un rebelde.
Después de la ocupación policiaca y militar de algunos planteles educativos, a partir de los primeros minutos del 30 de julio de 1968, la reacción inmediata de Barros Sierra de presentarse en la explanada de Ciudad Universitaria con una bandera nacional a media asta parecía algo casi lógico.
Pero hoy hace 50 años se publicó que Barros Sierra volvía ala plaza pública por segundo día consecutivo.
Volvió a agitar la bandera en defensa de la autonomía universitaria, conseguida en 1929.
El rector se reunió con más de 20 mil estudiantes en la explanada sur de la Biblioteca Central de Ciudad Universitaria.
En la edición del 1 de agosto de 1968 se puede leer la recomendación que Barros Sierra hizo a los estudiantes:
“Hoy, más que nunca, es necesario mantener una enérgica prudencia y fortalecer la unidad de los universitarios. Nada favorecería más a los enemigos de la autonomía que la acción irreflexiva”.
El rector –se lee en la nota firmada por Antonio Ortega–, dijo que dentro de la ley está el instrumento para hacer efectiva la protesta de los universitarios y pidió: “hagámosla sin ceder a la provocación”.
El mismo día que se publicó la información sobre ese despliegue de fuerza del estudiantado universitario y del rector, el 1 de agosto de hace medio siglo, también se publicó la nota sobre la captura de cinco líderes comunistas a los que la Procuraduría General de la República rastreaba desde el inicio del conflicto estudiantil –el 22 de julio– y a quienes acusó de “agitadores”.
Además de esos cinco líderes comunistas, entre los que estaba Gilberto Rincón Gallardo, que en el año 2000 fue postulado como candidato a la Presidencia de México por el Partido Democracia Social y murió en agosto de 2008, se publicó que otras 73 personas habían sido detenidas.
Fuente: Excélsior
