El cantante de los cantantes o El chico malo de la salsa, como se le conoció a Héctor Lavoe, murió hace 25 años, justo el 29 de junio de 1993, víctima de un paro cardiaco, pero su voz no se apagó, sigue vigente y reconocida como una de las más importantes e influyentes en la popularidad de este género musical.
Lavoe (nombre artístico que tomó del francés y que significa “la voz”), tuvo una vida de telenovela, de hecho, fue inspiración para dos cintas: El cantante, protagonizada por Marc Anthony y Jennifer Lopez, que se estrenó en 2006 y que cuenta los recuerdos que su esposa Puchi tenía de él, y The Singer, que apareció en 2009, protagonizada por Raúl Carbonell Jr, quien también tuvo a su cargo la puesta en escena ¿Quién mató a Héctor Lavoe?
Y es que el salsero murió joven, a los 46 años, resultado de la vida de excesos que tuvo puesto que la droga y el alcohol fueron sus compañeros inseparables.
Hablar de Lavoe es adentrarse a una serie de contrastes, pues su éxito fue inversamente proporcional a las tragedias que sufrió.
De entrada, nunca pudo alejarse de las drogas que lo llevaron a contagiarse de sida por compartir jeringas.
Creció sin su mamá, quien falleció cuando tenía apenas tres años de edad.
Los infortunios siguieron, pues su hijo pereció por un accidente con una pistola que Lavoe guardaba en su estudio.
Su casa se quemó porque al estar alcoholizado se quedó dormido con un cigarro encendido. Pudo salvarse lanzándose al vacío por la ventana, situación que lo dejó fuera de circulación por varias semanas cayendo en profunda depresión.
Para acabar con el cuadro, el puertorriqueño intentó suicidarse, lanzándose de un noveno piso, pero no logró su objetivo y sí quedó muy lastimado.
Pese a todo esto, en cada presentación entregaba el alma, su voz era reconocida y respetada por los amantes de la salsa.
De los años 60 hasta la década de los 80, Lavoe fue de las figuras predominantes en la escena musical.
Su nombre real fue Héctor Juan Pérez Martínez, quien a los 16 años desafió la autoridad de su padre y salió de Puerto Rico rumbo a Nueva York, para probar suerte en la música, que era su sueño, y lo logró, porque no sólo fuecantante, también director y productor musical.
El estar de un bar a otro lo llevó a conocer y hacer mancuerna con otro grande de la salsa, Willie Colón, en ese entonces adolescentes. Con él hizo grandes éxitos como Aguanile, Che che Cole, La murga, Juana Peña, Calle Luna, calle sol y Barrunto.
Lavoe fue de los fundadores de la Orquesta Fania All- Star, lo más destacado en el mundo de la salsa, de donde se desprendió el sello Fania Records, que reunió a los principales exponentes de la música tropical.
Lavoe siempre dio muestras de impuntualidad y desfachatez, situaciones que dieron al traste con la mancuerna que tenía con Colón, con lo que empezó su carrera en solitario y a mediados de los 70 lanzó su primer material discográfico La voz, con el que obtuvo Disco de Oro por las altas ventas y la revista Latin NY lo premió como el Mejor Vocalista Latino de 1976.
En su voz temas con El cantante, que le escribiera Rubén Blades, fue un éxito rotundo, así como Periódico de ayer, Rompe Saraguey y Plato de segunda mesa.
Héctor Lavoe compartió el escenario con grandes de la música como Willie Colón, Andy Montañez, El gran combo, Frankie Ruiz, Santos Colón, Oscar D’León, Tito Nieves, Ismael Rivera, Daniel Santos, Tito Puente y Richie Ray, además fue de los primeros en llevar la salsa hasta África.
En 1987 con su último álbum, Strikes Back, tuvo la nominación a los Grammy de 1988, en la categoría de Mejor Interpretación Latina Tropical, pero no ganó.
Los excesos, aunado a la diabetes, hicieron que físicamente se deteriorara al extremo. De hecho, en su última presentación pública en en la edición 15 de El Festival de Salsa, que se llevó a cabo en 1990, no pudo articular palabra y se veía débil, sus compañeros salieron al rescate e interpretaron su tema Mi gente, al finalizar no pudieron evitar las lágrimas al verlo en esas condiciones.
Héctor Lavoe falleció en el Memorial Hospital de Queens, en Estados Unidos, en junio de 1993.
Fuente: Excélsior
Foto: Especial