Los abuelos de 13 niños desnutridos y torturados dicen que la familia de su hijo lucía sana y feliz cuando los visitaron en California hace seis años. Eran como cualquier familia común y corriente”, dijo Betty Turpin, de 81 años, la madre de David Turpin. “Y sus relaciones eran tan buenas. Esos chicos eran asombrosos. Se trataban de ‘cariñito’ entre ellos”. Betty Turpin y su esposo James Turpin, de Princeton, West Virginia permanecieron durante cinco días en la casa anterior de la familia de su hijo en Murrieta, California.
Betty Turpin dijo al Southern California News Group el miércoles que aún no salen de su asombro al enterarse de que su hijo y su nuera fueron arrestados y que los hijos de éstos, de entre dos y 29 años, estaban desnutridos, algunos de ellos encadenados a los muebles. David y Louise Turpin, a quienes se fijó fianza de 9 millones de dólares cada uno, comparecerán ante una corte en las próximas horas, donde posiblemente se les presentará cargos de tortura y negligencia en el cuidado de menores, dijeron las autoridades. Los fiscales prevén realizar previamente una conferencia de prensa.
Según Betty Turpin, su hijo le dijo que tenían tantos hijos porque Dios lo quería. Dijo que él era de la fe cristiana pentecostal, pero no concurría a una iglesia en California. Pienso que eran cristianos ejemplares”, dijo. “Es difícil de creer todo esto. El Señor sabe lo que sucedió en estos años”. James Turpin dijo que durante su visita “todos me parecían equilibrados. No eran flacos ni nada de eso. Nos recibieron con júbilo”. Añadió que a través de los asistentes sociales intentaban conectarse con sus nietos, que se recuperan de años de penurias en un hospital.
El miércoles, las autoridades allanaron la casa de la pareja en Perris, 100 kilómetros (60 millas) al sureste de Los Ángeles, donde una de las hijas, de 17 años, salió por una ventana el domingo y llamó al número de emergencias 911. Los investigadores retiraron decenas de cajas, dos objetos que parecían ser cajas fuertes y trozos del marco de una cama. Algunos de los hermanos estaban encadenados a los muebles en una casa hedionda por dentro pero que parecía normal desde afuera.
Fuente: Excelsior