miércoles, noviembre 27, 2024
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Sin glamur ni dinero, actores llegan a la vejez

María Félix entra a una hacienda en la época de la Revolución mexicana.  Monta un caballo, lo cual tiene preocupado al equipo de producción… “¡Corte!” La diva se hace a un lado y entra Xóchitl del Rosario. Luce como La Doña pero, a diferencia de ella, es experta en escenas de peligro: está por caer del equino. La joven Xóchitl no ve en esa experiencia el riesgo, al contrario, es maravillosa, increíble.

Estas son las mujeres que necesitamos en México”, le decía Félix. La Generala (1970) fue la última película en la que trabajó con ella pero también fue doble de Saby Kamalich, Susana Dosamantes y  otras actrices de la época de oro del cine mexicano que no se atrevían a hacer esas escenas.

Xóchitl ahora tiene 84 años y cumplirá tres viviendo en La Casa del Actor, un asilo en el que están 41 huéspedes que figuraron alguna vez en el mundo artístico.  Lamentablemente hay papeles que son difíciles, incluso para una mujer tan osada como ella. Extraña a su esposo, el también actor y doble Raúl Martínez Yáñez, quien falleció un día antes de la Nochebuena, el 23 de diciembre pasado. Con él vivió una vida y los meses recientes en este nuevo hogar.

Xóchitl es hospitalaria. Con el cabello corto, bien peinado, presume los toques lila que se acaba de hacer; abre la puerta de su habitación que revela el paso del tiempo: hay collares, flores y sombreros, que medicamentos y estampitas de santos junto a las tres enormes fotos de sus gatos.

“Todos tenemos un motivo diferente para estar aquí, yo me vine por soledad, porque tengo familia. No tienen tiempo de cuidarnos y de atendernos. Ni quieren, esa es la verdad, ya viejos no nos quieren. Yo decidí venirme aquí”.

Como muchos de sus compañeros, la mayor parte del tiempo lo pasa en soledad, haciendo algunas actividades. Antes de entrar a la casa, recibía una pensión por parte de la Asociación Nacional de Actores (ANDA), pero ésta fue absorbida para contribuir con los gastos de comida, médico, medicinas, enfermeros y demás.

A sus gatos los cuida alguien más. Fue una decisión difícil. A cambio, ella tiene la compañía de Carlos Font, Susana Velasco, Bárbara Miranda, Nelly Horsman, Tere Sevilla, Sonia Blanco, Consuelo Limón, Alfredo Lara, Antonio Maciel. Todos esos nombres  se leen en las puertas de madera entre los pasillos del lugar. Todo el teatro,  cine y  baile que alguna vez conmovieron están ahí reunidos en el silencio, sobre un limpio pasillo y puertas que encierran historias.

La vida de los actores ocurre entre el glamur y pareciera que gozan de estabilidad económica siempre.  La realidad es que sólo unos cuantos logran llegar a la vejez con condiciones de salud que les permite seguir trabajando y generado dinero, como en el caso de Ignacio López TarsoSergio Corona, Carmen Salinas o Rafael Inclán.

Los que no encuentran trabajo o no pueden hacerlo  recurren a sus ahorros o a   la ANDA. Las pensiones más altas que entrega a sus trabajadores  son de aproximadamente 3 mil 500 pesos. Pocos pueden vivir con eso.

Por ello, el actor Humberto Dupeyron, vecino de Xóchitl, decidió mudarse aquí hace cinco meses.

“La pensión que tenía era buena pero no me sirve para vivir, con eso no vives, ni pagas la luz, la renta, la comida.  Prefiero darlos aquí y con esto y el otro juntamos más o menos para vivir. El gobierno también me da un apoyo para adultos mayores”.

Humberto ha sido reconocido por su monólogo El Gorila, de Franz Kafka, que en 2016 celebró 27 años ininterrumpidos funciones.  Sin embargo, su esclerosis múltiple, la imposibilidad para caminar y el vivir en soledad lo convencieron de volverse huésped. Sus cuatro hijos están de acuerdo con la decisión pues, dice, cada uno tiene su vida y ritmo de trabajo.

El próximo martes entrará a una cirugía a consecuencia de una vieja lesión que lo lastimó de las vértebras pero con su buen humor, o como le dicen, con su “sangre ligera”, asegura que en cuanto salga retomará El Gorila y un monólogo que está escribiendo sobre su vida.

Su cuarto es todo lo contrario al de Xóchitl porque tiene sólo lo necesario. Eso sí, sobre su mesita descansa un sobre de té de manzanilla, plumas y un libreto que está leyendo. En el tiempo que lleva aquí le ha tocado presenciar la muerte de cinco compañeros y también se ha encontrado con actrices con las que trabajó pero que no se acuerdan de él por culpa del alzheimer. Juega con ellas y las saluda guardando para sí los recuerdos.

“Habrá actores que no quieran estar aquí porque tienen posibilidades, tienen familia, dinero, pero hay otros que no podemos, algunos tendrán dinero pero no tienen a alguien  y hay quienes no podemos trabajar”.

Abel Casillas, actual secretario general de la ANDA, dice que los actores que han cotizado por lo menos 15 años de manera constante reciben el apoyo mensual que, reconoce, es  poco para las necesidades de la vejez.

Con que los actores coticen 8 mil pesos al año tienen derecho a hospital, y servicios funerarios.

En México hay unos 30 mil actores de los cuales 7 mil 460 están registrados en la ANDA. De éstos,  mil 500 son de la tercera edad. 

El hecho de que muchos actores acepten trabajar por “fuera” es, para Abel Casillas, secretario general de la Asociación Nacional de Actores (ANDA), parte del problema de tener bajas pensiones.

“Hay actores que ganan un millón de pesos por película y cotizan 100 mil y los otros 900 mil los cobran fuera del sindicato; lo mismo pasa con las telenovelas, hay actores a los que les pagan dos o tres millones por telenovela y cotizan 600 mil pesos, esas prácticas  no las dicen los actores pero existen. Se ha vuelto una costumbre y nosotros los ejecutivos hemos solapado esta práctica, no la hemos combatido de manera rigurosa”, señaló.

En la opinión de Nacho Zorrilla, primer vocal de la comisión de jubilación,  “nadie se preocupa de cotizar hasta el tiempo de la jubilación, cuando se preguntan por qué no lo hicieron”.

Rafael Inclán, proveniente de una familia de histriones y miembro honorario de la ANDA,  lamenta que los actores jóvenes no se informen respecto a la importancia de pensar en el futuro, de hablar de las cotizaciones y los derechos del trabajador. Incluso, él estuvo en la administración y considera que hay un caos del que formó parte que tiene qué ver también con ella.

“También ha sido culpa de los elementos sindicales del comité que no han sabido preservar los contratos colectivos de trabajo que es la única forma de que suban todos los beneficios”.

Xóchitl del Rosario, la actriz que vive en La Casa del Actor, no necesita más recursos de los que tiene viviendo en la Casa del Actor. Lo dice orgullosa, con énfasis. Una vez al mes les dan a los huéspedes su “domingo”, un apoyo económico de 160 pesos aproximadamente con el que —los que pueden— salen a comprar lo que gusten.

Sonriente, dice que la última película en la que actuó fue Apocalypto, de Mel Gibson. A ella le tocó cruzar un río. Antes, también estuvo en la película de Frida, con Salma Hayek, en la escena del carro donde tienen el accidente.

En el segundo piso vive Alfredo Lara, no tiene tanto tiempo que llegó pero dice estar tranquilo de estar ahí. En su habitación tiene una pequeña torre de películas pirata en las que ha actuado como Con la muerte en Ancas, Fugitivo y Cuartelazo. En las paredes cuelgan recortes de periódicos, carteles de películas y retratos suyos de joven.

Trabajar hasta el final. Isabel Martínez La Tarabilla, recuerda que uno de los primeros grandes papeles que le dieron como actriz fue en la telenovela Amor en silencio, donde compartió crédito con una gran actriz, Saby Kamalich.

“Yo pude haber tenido muchas telenovelas como una gran estrella y ahora, a mi edad, estos son los papeles que tengo, nunca rechazo uno, aunque sea de uno, cinco o 10 capítulos”.

Actualmente, La Tarabilla tiene 70 años pero anda de arriba a abajo, cuando no está en la televisión se dedica a dar conferencias y a compartir con sus alumnos sobre el mundo de la actuación del que ella se enamoró tarde, pero para siempre, pues tenía 25 años. Después de pasar muchos años en Televisa, Isabel se unió a Azteca para ser parte de 3 familias, teleserie con la que la televisora retomó el humor.

Sergio Corona, otro de los actores que se encuentra activo en Como dice el dicho, serie de Televisa con la que ya trabaja en la octava temporada,  considera que una vejez digna tiene que trabajarse desde la juventud.

“He sido muy afortunado por tantos años de estar activo”.

Al preguntarle su opinión sobre los apoyos que otorga la ANDA a los actores de la tercera edad, dijo estar poco informado  sobre la situación. “Cuando nosotros estuvimos a cargo de la administración de la ANDA  trabajamos bastante con López Tarso, tuvimos unos logros interesantes y ahora me extraña trabajando en teatro porque los delegados muchas veces no asisten, hay empresarios que no registran contratos, hay actores que no cotizan”.

Si logra recuperarse al 100% de su reciente cirugía, Rafael Inclán se unirá a Aventurera, show en el que también actúa Carmen Salinas y que es producido por Juan Osorio y Gerardo Quiroz.

Inclán considera que aún en la tercera edad sí existe trabajo pero esto depende de saber moverse en el medio.

“José Carlos Ruíz, Ernesto Gómez Cruz, son personas que los años que tengan siguen funcionando. Si tú tienes la calidad actoral aunque seas casi extra  no hay problema, el aspecto sindical es otro;  los actores somos totalmente diferentes, la carrera es variada”.

El productor Juan Osorio en su teleserie Mi marido tiene familia incluyó a varios actores de la tercera edad, entre ellos Diana Bracho, Silvia Pinal, Rafael Inclán, Luz María Jerez y Eric del Castillo. Al preguntarle sobre los papeles que hay para los adultos mayores en la televisión, explicó:

“Yo siento que la experiencia de los actores sirve para fortalecer a los jóvenes, impulsan a los actores”.

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