El júbilo estalló hoy por todo Zimbabue tras conocerse la renuncia del presidente Robert Mugabe, quien gobernó el país con mano de hierro durante casi cuatro décadas. Las celebraciones comenzaron en una sesión parlamentaria en la que el líder legislativo Jacob Mudenda anunció la dimisión del gobernante y suspendió el procedimiento de su destitución. Mudenda interrumpió el acto para leer una carta firmada por Mugabe en la que confirmaba su renuncia con efecto inmediato.
Al escuchar el anuncio, los legisladores reaccionaron con regocijo, abrazándose entre sí y realizando expresiones de alegría. Las celebraciones se propagaron a las calles de la capital, Harare, donde cientos de personas se habían movilizado en las inmediaciones de la sede del Parlamento, para exigir la salida de Mugabe. Entre bailes, gritos y gestos de felicidad, los zimbabuenses parecen estar esperanzados en un nuevo gobierno, luego de padecer represión, desempleo y el colapso de la economía durante los 37 años que duró Mugabe en el poder.
Festejos similares en otras ciudades del país africano fueron difundidos por las televisoras locales. Mugabe, de 93 años, se aferró al cargo pese a que el Ejército tomó el poder la semana pasada y a su expulsión del gobernante partido ZANU-PF, que también le dijo que abandonara el cargo. El origen de la repentina caída de Mugabe reside en la rivalidad entre miembros de la elite gobernante del país sobre quién lo sucedería, más que en las protestas populares en su contra.
El Ejército tomó el control de gobierno debido a que Mugabe despidió a Emmerson Mnangagwa como vicepresidente para allanar el camino al poder a su esposa Grace, de 52 años y muy impopular entre muchos zimbabuenses. Reportes de prensa informaron en septiembre que Mnangagwa estaba planificando suceder al líder al mando de una coalición respaldada por el Ejército. Mnangagwa seguramente será el sucesor de Mugabe.
Fuente: Excelsior