De la fe a la artesanía, un legado de Don Pascual y su esposa, quienes se dedican a la creación y reparación de esculturas religiosas.
Nacido en una familia de artesanos, Don Pascual Trejo Aguilar, ha dedicado 45 años de su vida a la creación y reparación de figuras religiosas y esculturas representativas de la cultura queretana.
Acompañado de su esposa, Rosalinda Hernández Trejo, cuenta que son sus manos así como la cerámica, el barro, el yeso, la madera, la resina, la cantera e incluso la piedra, sus principales herramientas para conservar el legado de sus padres.
Se encuentran en la Colonia San Andrés, Calle 7 número 129, con tan sólo un carrito de madera que anuncia el trabajo que realizan y el número celular a donde los clientes pueden comunicarse, han creado esculturas de Conín, los Arcos de Querétaro y por supuesto del Niño Dios, éstos últimos en su mayoría no son creados sino reparados.
Apunta Don Pascual que la demanda del servicio aumenta durante el mes de diciembre, derivado de las fiestas decembrinas, restaurando incluso entre 10 y 15 niños al día.
Y aunque el costo por servicio varía entre los 100 y 200 pesos, dependiendo del tiempo que se inviertan en la restauración, Don Pascual asegura que la mayor satisfacción es lograr que “el cliente se vaya a gusto”.
“Nosotros siempre tratamos de que el cliente se vaya a gusto, pa´ nosotros no es lo que ganemos, la satisfacción pa’ nosotros es que les guste el trabajo, el dinero es lo de menos, de todos modos somos pobres…”, expresó Don Pascual mientras se disponía a reparar la escultura del Señor del Nazareno de Lomas de Casa Blanca, uno de sus tantos santos en restauración.
Originario del estado de Hidalgo, pero criado en Querétaro, este artesano hoy sale a las colonias a ofertar su trabajo, e incluso cuenta ha podido atender a clientes de otros países.
Y aunque reconoce que en algunos casos, la reparación representa un mayor costo que comprar una nueva escultura, lo importante es el significado que las personas ya le han dado a ésta, pese a lo vieja y los remiendos que contenga.
En el caso de los Niños Dios, indica que llegan desde los que tienen rotos los dedos, hasta aquellos que están divididos en trozos, los que les falta la cabeza, o todo el cuerpo entero.
Doña Rosalinda, incluso comenta que durante la reparación ha presenciado algunos milagros, pues algunos Niños Dios no se dejan, pero al rezarles y platicar con ellos es posible repararlos.
Ambos laboran las 24 horas los siete días de la semana, incluso si no se encuentran en su carrito trabajan desde casa, la cual se encuentra a pocas cuadras de su negocio.
Para ellos reparar un Niño Dios significa reparar una nueva vida, tal cual les significa la llegada de la próxima Navidad.
“Es empezar de nuevo una nueva vida, es compartir una paz en todo el mundo, es pensar en que Dios abre sus puertas a toda persona que se siente sola y desamparada, es la fecha que Dios baja a la tierra, es prosperidad, volver a remendar…”
Por: Ivet Hernández