Robert Rodríguez, el cineasta más tex-mex de Hollwyood celebra hoy 50 años de pura rebeldía.
Nadie como él para abrirse paso en Hollywood con una película de tan sólo siete mil dólares –El mariachi– que logró una recaudación de más de dos millones de dólares, es decir 209 veces más de lo que costó.
“Lo primero que tienes que hacer si quieres ser un cineasta es dejar de decir que quieres ser un cineasta.
“Me costó toda la vida creerme un cineasta y decirle a los demás que lo era. Pero había sido un cineasta desde el momento en que cerraba mis ojos y me veía a mí mismo haciendo películas. El resto era inevitable”, relata Rodríguez en Rebeld Witouth a Crew, el libro que escribió para compartir el esfuerzo detrás de su trayectoria fílmica.
Dibujante, guionista, director, productor y músico, Robert Anthony Rodríguez nació hace exactamente 50 años en San Antonio, Texas, dentro de una familia que, a diferencia de muchas otras, jamás renegó de sus orígenes mexicanos, sino todo lo contrario, cultivó su cultura, sus tradiciones y su lenguaje.
Esa fue una de las herencias más importantes en la vida del director de Desperadoy la saga de Spy Kids, quien ha rendido tributo a su legado con cintas como El mariachi o Once Upon a Time in México y también ha tomado la distancia para mostrar su lado más gringo con proyectos como Sin City o Grindhouse del proyecto Planet Terror (serie B-exploitation) construido al lado de uno de sus mejores amigos, Quentin Tarantino.
Pero también ha mezclado ambos universos como si se tratara de un platillo tex-mex en películas como Del crepúsculo al amanecer, las dos entregas de Machete o la serie El matador.
Su gran virtud es que en cada uno de esos largometrajes, que pueden variar drásticamente en cuánto a presupuesto, temática y género, siempre se puede encontrar la voz única y la personalidad de Bobby, como lo llaman sus amigos.
Actualmente prepara los proyectos Alita: Ángel de combate, con Jennifer Connelly, Ed Skrein y su amiga Michelle Rodriguez; Machete Kills in Space, con su tío Danny Trejo y la adaptación fílmica de Jonny Quest.
Fuente: Excélsior