Este lunes, en punto de las 4:00 de la tarde, se llevó a cabo la ceremonia de entrega del bastón de mando en la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), un acto simbólico que reunió a representantes de pueblos originarios de diversos estados del país. El bastón, consagrado horas antes en Cuicuilco, fue entregado como señal de respeto, legitimidad y continuidad cultural a quienes integrarán la nueva Corte.
La ceremonia estuvo marcada por la presencia de delegaciones provenientes de Nayarit, Michoacán, Guerrero, Puebla, Estado de México y Chiapas, con una participación especialmente numerosa de Oaxaca, cuyos contingentes representaron regiones como la Costa, el Istmo, La Cañada, Papaloapan y otras zonas emblemáticas del estado.
En medio del acto, resonó con fuerza el nombre de “Hugo, Hugo”, en alusión a Hugo Aguilar Ortiz, ministro de origen mixteco que será el próximo presidente de la SCJN. Su nombramiento ha despertado entusiasmo entre comunidades indígenas, que ven en él una figura de representación histórica dentro del máximo órgano judicial del país.
Tonantzin, guía espiritual en tiempos de justicia
Tras rendir homenaje a los guardianes y deidades de los cuatro rumbos del universo, las médicas tradicionales elevaron una petición de perdón a Tonantzin, reconociendo el daño ambiental que aqueja al país. La ceremonia culminó con una invocación clara: “Guíe a nuestros ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación”.
El sonido ancestral del caracol resonó en Cuicuilco, dando inicio a la ceremonia de entrega del Bastón de Mando. Con palabras breves pero significativas, Teresa de Jesús Ríos —médica tradicional del pueblo mazateco y representante de los Pueblos Originarios— evocó el espíritu prehispánico que envuelve este acto de consagración.
¿Cuál es el origen del bastón de mando y por qué se entrega?
El bastón de mando, símbolo de autoridad y sabiduría en diversas culturas indígenas de México, ha cobrado relevancia en actos políticos y judiciales recientes como emblema de legitimidad y compromiso ético con el pueblo.
Tradicionalmente, este objeto ceremonial representa el vínculo entre el líder y su comunidad, así como la conexión espiritual con la tierra, el tiempo y la vida. Su entrega implica un mandato colectivo: gobernar con justicia, respeto y servicio.
El origen del bastón de mando se remonta a las culturas mesoamericanas, donde era portado por sacerdotes, gobernantes y guías espirituales. Con el paso del tiempo, su uso se integró a los cabildos indígenas durante la época virreinal, consolidándose como símbolo de representación legítima.
En años recientes, su presencia ha trascendido el ámbito comunitario. En 2018, los pueblos originarios entregaron el bastón al presidente Andrés Manuel López Obrador como señal de confianza. En 2025, la Suprema Corte de Justicia de la Nación realizó una ceremonia de consagración en Cuicuilco, donde sus ministros recibieron bastones de mando como parte de su compromiso con la justicia y el pueblo.
Cada bastón es único: su diseño, materiales y rituales de entrega varían según la comunidad que lo otorga. Sin embargo, el mensaje es común: quien lo recibe no ejerce poder, sino responsabilidad.
Con información de Excélsior
