Una pared colosal de polvo arrasó el área metropolitana de Phoenix el lunes, sumiendo la ciudad en una penumbra inesperada. La tormenta transformó el día en noche, redujo la visibilidad casi a cero, derribó árboles y tendidos eléctricos, dejó sin electricidad a miles y obligó a suspender temporalmente los vuelos en uno de los aeropuertos más transitados de Estados Unidos.
La crisis comenzó cuando las tormentas monzónicas en Arizona desencadenaron fuerte lluvia y actividad eléctrica, preludio del avance del haboob sobre Phoenix. En medio del caos, residentes como Bernae Boykin Hitesman, que se dirigía a casa con sus dos hijos, vivieron momentos de angustia:
El aeropuerto Phoenix Sky Harbor reportó daños menores en su tejado y retrasos en la operación aérea. “Los equipos han estado identificando fugas e intentando limpiar el agua que se ha acumulado en las áreas de pasajeros.”, explicó Heather Shelbrack, directora adjunta de relaciones públicas del aeropuerto.
Los cortes de electricidad alcanzaron a más de 15 mil usuarios, especialmente en el condado de Maricopa. En Gilbert, un académico retirado narró cómo el polvo se coló por “cada pequeño resquicio” de su hogar, mientras los árboles cedían al empuje de los vientos.
Explicaciones técnicas del fenómeno abundan: un haboob es una tormenta de polvo impulsada por los vientos de una tormenta eléctrica o frente atmosférico que arrastra partículas del suelo en regiones áridas, formando una muralla de arena de varios kilómetros de ancho y altura Wikipedia. En el caso de Phoenix, las ráfagas alcanzaron hasta 70 mph (~113 km/h), sobre todo en cercanías del aeropuerto.
Quizás lo más notable fue el contraste entre el espectáculo natural y sus consecuencias. Un residente dijo a la agencia AP: “Son hermosas a su manera”. Sin embargo, no todo fue espectacularidad: un techo fue arrancado cerca de Marana, y las infraestructuras quedaron comprometidas por el polvo fino que penetró en cada rincón.
Excelsior