El líder opositor, Lee Jae Myung, tomó posesión este miércoles como nuevo presidente de Corea del Sur con un discurso ante el Parlamento en el que abogó por “curar las heridas” de la crisis política desatada por el intento de su predecesor, Yoon Suk Yeol.
Lee, declarado vencedor de las elecciones celebradas el martes, destacó el “enorme sentido de responsabilidad” que recae ahora sobre sus hombros y prometió trabajar “por una república verdaderamente democrática” y “revivir el crecimiento para construir un mañana en el que todo el mundo pueda vivir feliz”.
“Construiré una nación segura y pacífica. La seguridad y la paz son los pilares de la felicidad pública. La seguridad es pan y la paz es economía”, dijo. “Sanaremos las heridas de la división y la guerra y diseñaremos un futuro de paz y prosperidad”, subrayó en su discurso, según recogió el diario The Korea Times.
“Ninguna paz es demasiado cara, siempre es mejor que la guerra. Mejor que ganar una guerra es evitarla y la mejor seguridad es una paz que elimine la necesidad de una guerra”, argumentó Lee, quien afirmó que el presupuesto militar y los lazos con Estados Unidos permitirán “disuadir las amenazas nucleares y las provocaciones militares mientras se mantienen abiertos los canales de diálogo para lograr la paz en la península de Corea”.
En este sentido, resaltó que “es momento de recuperar la seguridad nacional y la paz, que fueron reducidas a armas políticas; reconstruir los sustentos y la economía, que se derrumbaron bajo la indiferencia, la incompetencia y la irresponsabilidad; y restaurar la democracia, devastada por vehículos blindados y fusiles automáticos”.
Llamado a la unidad
“Es momento de reducir las divisiones y el odio a través de la coexistencia, la reconciliación y la solidaridad”, manifestó el nuevo presidente surcoreano, quien prometió que “responderá al llamado urgente para sembrar las semillas de la esperanza entre heridas profundas y dolorosas y construir una nación completamente nueva”.
De esta forma, prometió “trabajar para todos” como “presidente de todos”, independientemente de “a quién apoyara cada uno en estas elecciones”, al tiempo que esgrimió que el país “ha abierto un nuevo capítulo en la historia global de la democracia tras resistir a un golpe militar no con la fuerza, sino con las manos desnudas”.
“El mundo observa con asombro cómo el pueblo de Corea (del Sur) se embarca en este extraordinario viaje, demostrando su extraordinaria capacidad. Estamos en un punto de inflexión clave de gran transformación”, arguyó Lee, quien incidió en que “el antiguo orden se difuminó y un nuevo giro global a nivel civilizatorio está en marcha”.
Así, explicó que “los rápidos cambios en el orden internacional”, entre los que enumeró “el proteccionismo y las cadenas de suministro restructuradas”, suponen “una amenaza para la supervivencia”, mientras que “la crisis climática amenaza a la humanidad” y “la transformación industrial supone una presión sobre todos”.
“Lamentablemente, enfrentamos una compleja red de crisis superpuestas en todos los ámbitos: sustento, economía, diplomacia, seguridad nacional y democracia”, advirtió.
“El presente y el futuro de nuestro país están amenazados”, dijo, antes de insistir en que “restaurar la vida de unos ciudadanos cansados y reconstruir la democracia, la paz y la dignidad nacional requerirá un nivel inimaginable de sudor, lágrimas y paciencia”.
Con información de Aristegui Noticias.