La comparación salió de labios del propio primer ministro de Japón. Durante una sesión parlamentaria el lunes, Shigeru Ishiba lanzó una advertencia que resonó en los pasillos del Ministerio de Finanzas y en los mercados de bonos:
«La situación fiscal de nuestro país es, sin duda, extremadamente precaria, peor que la de Grecia».
El comentario —un reconocimiento público de la fragilidad económica japonesa— llega cuando la deuda pública asciende al 234.9 % del PIB y los rendimientos de los bonos a largo plazo alcanzan máximos de dos décadas. Ishiba, un autoproclamado halcón fiscal, rechazó tajantemente las propuestas de la oposición de financiar recortes tributarios con nueva emisión de deuda.
“No podemos estar de acuerdo con la idea de reducir los impuestos y cubrir el déficit de ingresos resultante con bonos del gobierno”, subrayó.
Con información de Excélsior