El primer ministro canadiense, Mark Carney, expresó su confianza de que la reunión que mantuvo este martes con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, marca el principio de una nueva etapa que redefinirá sus relaciones bilaterales tras meses de antagonismo entre los dos países.
La reunión, celebrada en la Casa Blanca, se inició con la ya tradicional comparecencia de los dos líderes frente a los medios de comunicación, un momento temido por los canadienses tras lo sucedido hace unas semanas con el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski.
Pero en contraste con la emboscada que sufrió el líder ucraniano, el encuentro entre Trump y Carney, al que también asistieron destacados integrantes de la Administración de Trump, así como del gabinete canadiense, discurrió en un ambiente distendido.
Eso no evitó que el presidente estadounidense repitiese su interés en convertir a Canadá en el 51 estado de EE.UU. porque, dijo, la anexión tendría “impresionantes beneficios” para los canadienses, como “impuestos más bajos o un ejército gratuito”.
“Sería un maravilloso matrimonio porque son dos lugares que se llevan muy bien”, insistió Trump.
Carney, que llevaba semanas preparando la reunión, contestó a las palabras de Trump con una sonrisa pero con firmeza.
“Canadá no está a la venta y nunca lo estará” declaró Carney quien explicó poco después ante la insistencia de Trump y su “nunca digas jamás”, la posición canadiense hablando el lenguaje empresarial que el antiguo promotor inmobiliario mejor conoce.
“Como sabe por el mercado inmobiliario, hay algunos lugares que nunca están a la venta. En estos momentos estamos sentados en uno de esos (la Casa Blanca). O el Palacio de Buckingham que usted visitó también”, dijo el líder canadiense ante el gesto afirmativo de Trump.
El líder conservador también insistió en su teoría de que Canadá tiene poco que negociar con él porque EE.UU. no necesita ni quiere los productos canadienses, desde automóviles al petróleo o el acero.
Pero en una rueda de prensa posterior a la reunión, Carney afirmó que Trump es favorable a renegociar la relación comercial entre los dos países, “incluido el T-MEC”, el tratado de libre comercio de América del Norte del que también es parte México.
“La cuestión ahora es cómo vamos a cooperar en el futuro, cómo podemos edificar una relación económica y de seguridad basada en el respeto mutuo”, explicó.
Sobre los aranceles que la Administración de Trump ha impuesto a exportaciones canadienses como el acero, aluminio, la energía y algunos productos del automóvil, Carney contestó con un “ya veremos” cuando se le preguntó si seguirán en vigor durante meses.
“No necesariamente”, añadió a preguntas de los periodistas sobre la prolongación de los gravámenes.
“Creo que hoy hemos establecido una buena base” para restablecer una “constructiva relación para las negociaciones de una nueva asociación económica y de seguridad”, concluyó Carney quien aseguró que en las próximas semanas habrá nuevas reuniones con Trump, y entre altos funcionarios de los dos países, para continuar las negociaciones.
Con información de López-Dóriga