El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, recibió este viernes en Caracas a un enviado de su par de Estados Unidos, Donald Trump, con las deportaciones masivas en agenda, en medio de una renovada crisis política por los cuestionamientos de Washington a su reelección.
La televisión estatal transmitió imágenes alrededor de las 15:30 locales del encuentro privado entre Maduro y el enviado Richard Grenell en el Palacio Presidencial de Miraflores. No hay, por el momento, declaraciones.
Un alto funcionario de la Casa Blanca adelantó que Grenell exigiría a Maduro aceptar las condiciones para la repatriación de «criminales y pandilleros venezolanos» y advirtió que, en caso contrario, «habrá consecuencias». La temida banda Tren de Aragua opera en Estados Unidos y Trump, en su regreso al poder, firmó un decreto que la declara como una organización terrorista.
«El presidente Trump espera que Nicolás Maduro recupere a todos los criminales y pandilleros venezolanos que han sido exportados a Estados Unidos, y que lo haga de manera inequívoca y sin condiciones», declaró el enviado especial de Estados Unidos para América Latina, Mauricio Claver-Carone, en una rueda de prensa.
«De lo contrario habrá consecuencias», porque «no es una negociación a cambio de algo», expresó.
Grenell tenía previsto tratar con Maduro los casos de estadunidenses presos en cárceles venezolanas. «Deben ser liberados de inmediato», expresó Claver-Carone en referencia a los detenidos, que consideró «rehenes».
Ocho ciudadanos de Estados Unidos, entre ellos un militar, y dos ciudadanos de otras nacionalidades con residencia en ese país están encarcelados en Venezuela, según datos de la ONG de derechos humanos Foro Penal, dedicada a la defensa de presos políticos.
Formalmente, la administración de Trump desconoce la reelección de Maduro para un tercer mandato (2025-2031), denunciada como un fraude por la oposición.
Ya el jefe de la diplomacia estadunidense, Marco Rubio, expresó apoyó al exiliado Edmundo González Urrutia, quien reclama un triunfo sobre el líder izquierdista en los comicios presidenciales del 28 de julio del año pasado.
El gobierno de Joe Biden tampoco reconocía a Maduro, pero emprendió negociaciones directas Caracas-Washington que llevaron, por ejemplo, a la liberación en Estados Unidos de Alex Saab -empresario colombiano acusado de ser testaferro del mandatario y ahora uno de sus ministros- a cambio de 10 prisioneros estadounidenses y una veintena de venezolanos a finales de 2023.
Los tiene que aceptar
El gobierno de Trump no solo considera «criminales» a los miembros de grupos criminales como el Tren de Aragua, banda nacida en Venezuela con tentáculos en varios países de América Latina, sino también a cualquier migrante que haya entrado ilegalmente a Estados Unidos.
Se ha planteado expulsar a la mayor cantidad posible de ellos, una política que encuentra recelo de países de América Latina y que incluso provocó una crisis diplomática con Colombia, que suele recibir deportados, pero se negó a recibir un vuelo militar por transportar a migrantes esposados y en ocasiones con grilletes.
«Venezuela los tiene que aceptar, es su responsabilidad», recalcó Claver-Carone.
La administración republicana aplica mano dura contra la inmigración ilegal: ha lanzado redadas en varias ciudades y tumbado las vías legales establecidas por su predecesor demócrata Joe Biden que permitían la entrada legal y la solicitud de asilo.
Entre ellas, revocó esta semana un amparo migratorio conocido como TPS que evitaba a más de 600 mil venezolanos ser expulsados de Estados Unidos.
Petróleo y sanciones
Claver-Carone precisó que el encuentro entre Grenell y Maduro «no cambia» las prioridades del presidente republicano «con respecto a Venezuela».
El mismo día de su investidura, Trump dijo que Estados Unidos «probablemente» dejaría de comprar petróleo de Venezuela.
Varios congresistas republicanos piden que Washington cancele las licencias que permiten a petroleras como la estadounidense Chevron, la española Repsol o la francesa Maurel & Prom operar en el país caribeño.
Durante su primer mandato (2017-2021), Trump impuso a Venezuela una batería de sanciones, incluido un embargo petrolero, como medida de presión en una fallida ofensiva que buscaba provocar la caída de Maduro.
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La crisis en Venezuela será uno de los temas que Marco Rubio abordará a partir del sábado en una gira por Panamá, Costa Rica, El Salvador, Guatemala y República Dominicana.
Claver-Carone aseguró que los cinco países son «aliados» a la hora de condenar «las elecciones robadas» por Maduro.
Con información de Excélsior