“Los más de 5 mil días han sido un infierno, una injusticia y un abuso de poder”, asegura Yolanda Pérez Cruz, esposa de Pablo López Alavés, defensor comunitario recluido desde hace 14 años en penal de Etla, por defender su bosque y el agua de su comunidad zapoteca de San Isidro Aloapam en Ixtlán.
Yolanda deambula de un lado a otro para sobrevivir a la ausencia de su esposo de 57 años, detenido arbitrariamente y acusado de homicidio de uno de los pobladores de su comunidad, por el gobierno priista de Ulises Ruiz Ortiz.
Sentencia de Pablo López Alavés
La sentencia contra Pablo fue ratificada en el 2020 y Yolanda sigue viviendo amenazas por exigir justicia, pues en su comunidad pareciera que nadie tiene derecho la defensa territorial.
“Hasta ahora todo ha sido muy difícil para mí”, describe la mujer de pelo plateado y voz firme, que no comprende porque su esposo está en el penal, cuando lo único que quería era evitar que talaran arboles y acabaran con los cuerpos de agua de la zona.
Recordó que los bosques – que Pablo defendía -Ixtashuni (cerro reducido), talac- bi (agua paloma), y el termalino que era un ojo de agua, así como Agua Molino, son considerados sagrados y no tenían permiso para que personas ajenas a la comunidad extrajeran agua y talaran maderas preciosas.
La mujer explica que la tala de arboles no se ha detenido durante los 14 años que Pablo ha estado en la cárcel.
“Nos seguimos quedando sin árboles, el agua cada vez está más escasa y Pablo sigue encarcelado”, dice Yolanda, que tuvo que aprender a hablar español para comunicarse.
Cada semana, Yolanda procura visitar a su esposo; para ello se desplaza durante 3 horas hasta llegar al penal y recoger las piezas de madera que elabora como artesano en la reclusión.
Yolanda y Pablo también son padres de familia. Tuvieron cinco hijos y un nieto, quienes de acuerdo con la propia Yolanda, han pagado las consecuencias como la criminalización, el acoso, el desprecio y el racismo por exigir su libertad.
“Te cambia la vida, a mí me la cambió totalmente, dejé mi parcela, mi ranchito, para ahora estar acá en una ciudad donde vivo acelerada, trabajando para poder comer, y sin cansarme de exigir justicia”.
Además de Pablo, otras 8 personas también fueron detenidas, entre ellas una mujer autónoma y ama de casa. El año pasado obtuvieron su libertad, la esperanza ahora es que Pablo, sea el ultimo perseguido y encerrado por el estado oaxaqueño.
Con información de Aristegui Noticias.