Un intento de remontada tardía maquilló el resultado de un juego que en realidad fue un desastre para los Cowboys.
En la tibia tarde texana, el AT&T Stadium parecía un vasto desierto bajo un cielo sin estrellas. Los Cowboys, equipo emblema del estado, se enfrentaban a una tormenta que venía del este, los Ravens de Baltimore. Hasta la semana pasada, el estadio resonaba con los ecos de 16 consecutivas en temporada regular, una racha que ahora sólo queda como un recuerdo distante.
Derrick Henry, con la fuerza de un río caudaloso, corrió sin freno, acumulando 151 yardas y dos touchdowns. Mientras tanto, Lamar Jackson, ágil y certero como un halcón en vuelo, anotó dos veces más, llevando a los Ravens a un inicio fulgurante. Las primeras dos series de los Ravens parecían danzas perfectas, corriendo y lanzando con una facilidad envidiable. Baltimore, una franquicia que aún tenía la sombra del campeonato de la AFC sobre sus alas, respondía así a un desalentador 0-2 en el inicio de la temporada.
Los Cowboys, por su parte, parecían atrapados en arenas movedizas. Brandon Aubrey, en un destello de esperanza, pateó un gol de campo de 65 yardas, una hazaña que rozó el récord de la NFL de 2021, aún en manos de Justin Tucker, el legendario pateador de Baltimore. Pero los tres puntos no eran suficientes para salvar a un equipo cuya defensa porosa se desmoronaba ante el ataque rival.
Cuando el marcador mostraba un desolador 28-6 a mitad del último cuarto, Dak Prescott, como un vaquero en su última cabalgata, anotó con una jugada personal. CJ Griffin, con la tenacidad de quien no conoce la rendición, recuperó la patada corta, y la recepción de 15 yardas de Jalen Tolbert encendió una chispa.
La remontada tardía de los Cowboys fue solo un eco en el vasto desierto de su derrota. El resultado final maquillaba un juego que, en esencia, fue un desastre. La soledad de la estrella texana se hizo más profunda en la tarde de Arlington.
Prescott terminó la noche con 379 yardas y dos pases de anotación, pero, para su desgracia, la reacción llegó tarde.