El presidente ruso, Vladimir Putin, llegó a Mongolia, marcando su primer viaje a un país miembro de la Corte Penal Internacional (CPI) desde la emisión de su orden de arresto por crímenes de guerra, incluyendo la supuesta «deportación» de niños ucranianos de territorios ocupados por Rusia.
Tanto la CPI como las autoridades ucranianas instaron a Mongolia a arrestar a Putin durante su visita. Sin embargo, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, aseguró que no había ninguna «preocupación» sobre la posibilidad de arresto, destacando que todos los aspectos del viaje fueron cuidadosamente preparados.
Mongolia, que firmó y ratificó su adhesión al Estatuto de Roma en 2000 y 2002 respectivamente, tiene la obligación de cooperar con la CPI.
Aunque la Corte puede recurrir a la Asamblea de los Estados miembros en caso de incumplimiento, las sanciones suelen limitarse a reprimendas. Anteriormente, otros líderes con órdenes de arresto, como el exdictador sudanés Omar al Bashir, han viajado a países miembros de la CPI sin ser detenidos.
Información de la mano con El Economista
