Los emprendimientos indígenas enfrentan con frecuencia el riesgo de que sus productos y diseños sean explotados sin recibir una compensación justa por parte de grandes marcas.
La Asamblea General de las Naciones Unidas estableció el 9 de agosto como el Día Internacional de los Pueblos Indígenas, buscando generar conciencia sobre los desafíos que estas comunidades enfrentan a nivel global.
Desigualdad económica
En México, donde existen alrededor de 23.2 millones de personas que se identifican como indígenas, la situación es especialmente preocupante. Un ejemplo se encuentra en Tepoztlán, Morelos, donde mujeres desplazadas por la violencia en Guerrero crean artesanías textiles que luego se venden en centros artesanales por un precio varias veces superior al que reciben.
Hilda Jiménez, presidenta de la Asociación Indígenas por México, denuncia estas prácticas injustas, señalando que las artesanas, la mayoría de ellas mujeres, reciben muy poco por su trabajo en comparación con los altos precios a los que se venden sus productos.
Falta de apoyo y contratos justos
La falta de apoyo gubernamental y de otras organizaciones también contribuye a la precariedad de estos emprendimientos.
Aunque los artesanos indígenas aportaron un 19.3% al Producto Interno Bruto del sector cultural en 2022, según la Secretaría de Economía, muchos de ellos no reciben el respaldo necesario para comercializar sus productos a precios justos. La asociación liderada por Jiménez aboga por contratos justos y protección para evitar el robo de identidad cultural.
Búsqueda de reconocimiento y protección
La lucha de estas comunidades no es solo económica, sino también cultural. Buscan el reconocimiento y la protección de su identidad indígena en un mercado que a menudo ignora o explota sus tradiciones.
Según Jiménez, es esencial que se les tome en serio y se les brinden las herramientas necesarias para defender su patrimonio y obtener una compensación justa por su trabajo.
Información der la mano con El Economista
