Simone Biles resplandeció el 28 de julio en su regreso a la competencia olímpica, tanto por su habilidad como por su deslumbrante atuendo. La gimnasta estadounidense llevó un maillot azul marino adornado con 10,000 cristales de Swarovski, valorado en casi 3,000 dólares.
Este diseño, creado por GK Elite, también incluía perlas Swarovski en homenaje a París, la ciudad anfitriona. Todo el equipo femenino de gimnasia de Estados Unidos lució estos lujosos maillots, cuyo costo total asciende a casi 100,000 dólares.
Biles brilló no solo por su impresionante ejecución del Biles II, un doble salto con triple giro, sino también por su actitud serena y optimista. Mostró una notable tranquilidad y seguridad, que contrastan con sus experiencias pasadas en los Juegos de Tokio. Su regreso fue una combinación de talento y elegancia, dejando una marca inolvidable tanto en el deporte como en la moda.
Información de la mano con Vanity Fair