La ONU ha denunciado un sistema de trabajo forzado profundamente institucionalizado en Corea del Norte, que en algunos casos podría constituir esclavitud, un crimen contra la humanidad.
En un informe contundente, la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos detalla cómo los norcoreanos, bajo el yugo de un régimen dictatorial, son controlados y explotados por un vasto sistema de trabajo forzado en múltiples niveles.
«Estas personas son obligadas a trabajar en condiciones intolerables, a menudo en sectores peligrosos, sin salario, sin posibilidad de elección, sin posibilidad de irse, sin protección, sin atención médica, sin vacaciones, sin comida y sin techo», declaró el Alto Comisionado, Volker Türk, en un comunicado.
Un gran número de personas son golpeadas regularmente y las mujeres están «constantemente expuestas a riesgos de violencia sexual«, insistió.
Poner fin al trabajo forzado
Estas acusaciones no son nuevas. Un informe histórico publicado por un equipo de investigadores de la ONU hace diez años ya había documentado el trabajo forzado, entre otras violaciones generalizadas de los derechos humanos en Corea del Norte, incluyendo ejecuciones, violaciones, torturas, hambrunas deliberadas y la detención de 120,000 personas en una red de campos de prisioneros.
El informe de este martes se centró en un sistema institucionalizado con seis tipos diferentes de trabajo forzado, incluyendo en detención y durante la conscripción militar mínima de 10 años. También existen trabajos obligatorios asignados por el Estado y el uso de «brigadas de choque» revolucionarias, o grupos de ciudadanos organizados por el Estado y obligados a realizar «trabajo manual penoso», a menudo en la construcción y la agricultura.
La ONU insta a Corea del Norte a «poner fin al trabajo forzado en todas sus formas», a «poner fin a la esclavitud y las prácticas esclavistas» y a «abolir el recurso al trabajo infantil». Igualmente, insta a la comunidad internacional a que «garantice una estricta diligencia debida en cualquier compromiso económico» con Corea del Norte, y que garantice que todo trabajo realizado por norcoreanos en el extranjero «sea de naturaleza voluntaria, adecuadamente remunerado y realizado en condiciones de trabajo decentes». También llamó al Consejo de Seguridad de la ONU a involucrar a la Corte Penal Internacional.
Información de la mano con El Economista