Garry Conille juró ayer como primer ministro de Haití, país sumido en una grave crisis política y de seguridad.
«Pongámonos a trabajar y les aseguro que cumpliremos lo prometido”, declaró durante la ceremonia en Villa d’Accueil, edificio oficial del gobierno en la capital, Puerto Príncipe, tras semanas de conversaciones.
Este médico de formación, quien ya fue primer ministro durante un breve periodo entre 2011 y 2012, era hasta ahora director regional de Unicef.
«Este acto le faculta para iniciar el proceso de formación de gobierno de acuerdo y en consulta con el consejo presidencial”, declaró Edgard Leblanc Fils, presidente del consejo.
Con el fin de lograr una estabilidad política, el consejo se creó tras la dimisión en marzo pasado del primer ministro Ariel Henry ante el recrudecimiento de la violencia de las bandas criminales en el país.
El nombramiento de un jefe de gobierno se esperaba desde hacía tiempo, pero el consejo presidencial de transición, creado en abril, estaba sumido en luchas de poder.
A finales de febrero pasado, las pandillas lanzaron ataques coordinados contra lugares estratégicos de Puerto Príncipe, alegando que querían derrocar a Henry.
El 4 de marzo se fugaron unos 3 mil 600 reos de una prisión sobrepoblada en la capital, lo que agravó aún más las profundas problemáticas de seguridad en el país.
Puerto Príncipe está en un 80 por ciento en manos de esas pandillas, acusadas de numerosos abusos, en particular asesinatos, violaciones, saqueos y secuestros.
En este contexto, y tras meses de carencias en la nación insular debido al cierre de las comunicaciones, el Programa Mundial de Alimentos informó que logró llevar su apoyo a los haitianos.
El 30 de mayo llegó un primer embarque de ayuda humanitaria vía aérea, que se espera se siga ampliando en próximos días.
Con información de Excélsior.
