Una corte holandesa condenó a 17 sospechosos el martes en el largo juicio a una organización clandestina relacionada con una serie de asesinatos. Los jueces impusieron cadenas perpetuas a tres de ellos, incluido el que fuera el fugitivo más buscado del país, Ridouan Taghi.
El juicio y otros tres asesinatos vinculados al caso han fascinado y conmocionado a los holandeses y dejado al descubierto la letal realidad del submundo clandestino impulsado por la droga en el país.
Taghi y varios coacusados no estaban presentes el último día del juicio en un fortificado tribunal a las afueras de la capital holandesa. Policías fuertemente armados y con chalecos, cascos y máscaras patrullaban las calles en torno a la corte mientras autos que llevaban a varios de los acusados llegaban a un estacionamiento subterráneo para asistir a la vista.
La corte condenó a Taghi por cinco asesinatos y le describió como “el líder indiscutido” de una “organización asesina”.
“Él decidía a quién matar, y nadie se libraba”, dijo el juez que presidió el caso. “El alcance del sufrimiento que infligió Taghi a las víctimas y sus seres queridos es apenas imaginable”.
La corte concluyó que Taghi empleó una violencia extrema para intimidar a sus enemigos y a posibles informantes de la policía.
“Al hacerlo impidió que la gente cooperase con la policía. Ese terror tiene un efecto disruptivo sobre la sociedad”, indicó el juez presidente. Funcionarios judiciales pidieron a los medios que no identificaran a los jueves por su nombre por motivos de seguridad.
El hermano de un testigo crucial, identificado sólo como Nabil B., su abogado y un periodista que actuaba como confidente del testigo fueron asesinados en los casi seis años desde que comenzó el juicio.
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