Los obispos de Estados Unidos y México pidieron conjuntamente a las autoridades abordar desde una perspectiva compasiva la migración para construir junto con ellos el futuro.
Miremos con profundidad la realidad que enfrentan los migrantes y encontremos la manera de caminar unidos para construir juntos un futuro mejor”, exhortaron los obispos de ambos lados de la frontera en un documento conjunto.
Los religiosos informaron que a la frontera estadunidense llegan, en promedio diario, unos ocho mil migrantes, que enfrentan las peores condiciones en los límites entre Texas y México, así como las reglas más severas y al crimen organizado.
La Iglesia no aboga por fronteras abiertas, sino por leyes que respeten los derechos humanos básicos”, dijeron los obispos; “los gobiernos deben crear leyes que incluyan tanto una frontera segura como una política de migración humana”.
Nos angustia que los migrantes sean víctimas de las organizaciones criminales, así como de la corrupción y de la complicidad de algunas autoridades”, dijeron los prelados.
Nos preocupa el tráfico y la trata de personas, el desplazamiento forzado, las detenciones y deportaciones sin respeto al derecho de aquellos que buscan protección internacional, la persecución constante y la criminalización de la que son objeto”, externaron los obispos.
Al mismo tiempo reconocieron “los esfuerzos de las autoridades de ambos países”.
Los obispos consideraron que los migrantes viajan en caravanas como forma de protección.
Pidieron a los gobiernos de EU y México incrementar y simplificar la concesión de visados, abrir corredores humanitarios seguros y ofrecer alojamiento decoroso.
Asimismo, exhortaron a otorgar a los migrantes libertad de movimiento y la posibilidad de trabajar, proteger a los menores migrantes u ofrecerles educación, favorecer la reagrupación familiar, integrar a los migrantes a la sociedad y preparar a las comunidades locales para procesos integrativos.
Excelsior