El 1 de diciembre de cada año, el mundo conmemora el Día Mundial del Sida. El mundo se une para apoyar a las personas que conviven con el VIH y para recordar a las que han fallecido por enfermedades relacionadas con el sida.
Las organizaciones de comunidades que viven con el VIH, que corren el riesgo de contraerlo o que se han visto de alguna manera afectadas por el virus están en la primera línea de la lucha para progresar en la respuesta al VIH.
Las comunidades conectan a las personas con los servicios de salud pública centrados en las personas, generan confianza, innovan, supervisan la implementación de políticas y servicios, y responsabilizan a los proveedores.
Sin embargo, las comunidades se ven cada vez más privadas de su capacidad de liderazgo.
Los recortes en la financiación, las limitaciones políticas y legislativas, las limitaciones de capacidad y las normas restrictivas para la sociedad civil y los derechos humanos de las comunidades marginadas entorpecen el progreso de los servicios de prevención y tratamiento del VIH.
Si se eliminan todos estos obstáculos, las organizaciones lideradas por la comunidad podrán aportar un impulso aún mayor a la respuesta mundial al VIH, avanzando hacia el fin del sida.
Este Día Mundial del Sida es más que un mero homenaje a los logros de las comunidades; es un llamamiento a la acción para habilitar y apoyar a las comunidades en sus puestos de liderazgo.
En el informe del Día Mundial del Sida (titulado «Que lideren las comunidades») de 2023, ONUSIDA afirma que el mundo puede acabar con el sida como amenaza para la salud pública para 2030, pero solo si se incluye plenamente a las comunidades y se les proporciona financiación suficiente para que encabecen el camino a seguir.
Destaca cómo la falta de financiación y las dificultades existentes frenan su labor de salvar vidas y obstaculizan la erradicación del sida.
Con información de Naciones Unidas.