La devastación que dejó Otis a su paso no solo perjudicó a la zona turística de Acapulco, sino también a los pobladores que viven y trabajan en otras áreas del puerto, y prueba de ello son los comerciantes, particularmente de los mercados y de la central de Abasto, quienes hoy lo que quieres es comida, no dinero.
Aunque parezca increíble, el dinero para muchos hoy no es vital, pues lo que necesitan es tener qué comer para alimentar a sus familias ante el desastre que significó el paso del meteoro por el estado de Guerrero.
De esta forma, cientos de comerciantes que ofrecían sus productos en la central de Abasto de Acapulc, se vieron afectados por el paso del huracán, pues relatan lo que sucedió fue devastador.
Las láminas pasaban volando y la verdad si nos dio miedo pensamos que ya nos íbamos a morir. Ahorita comemos la fruta que tengo ahí por que no hemos vendido desde el día de Otis y pues ni agua tenemos nada pues”, Matilde Nava, comerciante de la Central de Abasto de Acapulco.
Otro de los comerciantes de la central de Abastos de Acapulco ha tenido que ver la forma de cómo llevar comida a su hogar y para ello hierve agua de manantial para venderla o cambiarla por algo que comer.
Alguien me dio aguacate, alguien me dio unas Sabritas por agua oye dame agua y te doy aguacates, simon we yo quiero comida ahora si que no quiero dinero”, refirió Juan.
Mujeres comerciantes tratan de poner en pie lo poco que les quedó de su local. (Jorge Gutiérrez Chamorro)
Mujeres comerciantes tratan de poner en pie lo poco que les quedó de su local. (Jorge Gutiérrez Chamorro)
Mercado Central de Acapulco en ruinas
Un sitio más que se encuentra en ruinas por el paso de Otis es el Mercado Central de Acapulco, el cual hasta antes del paso del fenómeno natural lucía con moralidad y con bastante movimiento.
Todo eso cambió de la noche a la mañana, pues ahora y tras una semana del suceso, los comerciantes de ese lugar no tienen ventas.
En mi negocio pues aquí cayó un palo inmenso un palo grandísimo y nos dañó mucha mercancía la poca que pudimos rescatar la tratamos de vender pero pues no hay venta”, externó un locatario.
Cabe señalar que el lugar se encuentra cercado y mucha mercancía se está echando a perder, los pocos trabajadores que deciden salir a trabajar batallan para vender sus productos. Además los pobladores y comerciantes se enfrentan a la rapiña que aún se registra en Acapulco.
Nos saquearon, nos dejaron con un poquito de coco nada más pero pues lo poco que teníamos lo tuvimos que vender porque también sino nos lo ganan”, externó uno de los comerciantes.
Y aunque los fenómenos naturales son difíciles de contener, aquellos que son creyentes, consideran que lo sucedido fue obra de la poca fé de las personas, pues aseguran que “fue un castigo del jefe de allá arriba ya que muchos no nos acordamos de él”.
Con información de Excélsior