La deuda pública de México superará el 50% del producto interno bruto (PIB) cuando entre el segundo mitad del próximo sexenio.
Esto a pesar de que se espera que la siguiente administración reduzca en más de la mitad el déficit público con el que concluirá el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, prevé el Fondo Monetario Internacional (FMI).
En su Monitor Fiscal el organismo calcula que la deuda pública, continúe con una trayectoria ascendente hasta llegar a 50.2% del PIB en 2028, ya en la segunda mitad de la próxima administración.
Lo publicado por Hacienda parte de que la próxima administración realizará un ajuste fiscal de más de tres puntos porcentuales del PIB. Al pasar de 5.7 a 2.7 por ciento el déficit público.
En palabras del secretario de Hacienda y Crédito Público, ha dicho que el manejo de la deuda es sostenible y se procurará que en este sexenio no rebase el 50 por ciento, incluso en los criterios proyecta que se mantenga en 48.8 por ciento para 2028 con un déficit público de 2.7 por ciento.
El FMI también reveló que en menos de dos décadas, de 2022 a 2050, la carga del gasto en pensiones en México se habrá disparado 44.7 por ciento como porcentaje del actual PIB y el gasto en salud también requerirá 28.1 por ciento para la mitad de este siglo.
El director del Departamento de Finanzas Públicas, Vítor Gaspar, destacó que en la mayoría de los países, “se necesitan políticas fiscales más estrictas” para reconstituir reservas y contener los riesgos de las finanzas públicas.
Al tiempo que se contribuye con los bancos centrales para mantener el regreso a las metas de inflación.
“La deuda pública mundial es ahora sustancialmente más alta y se prevé que crezca considerablemente más rápido que en las proyecciones pre pandemia. Al ritmo proyectado, el ratio de deuda pública mundial se acercará al 100 por ciento del PIB para finales de la década”, advirtió.
Prácticamente la mitad del avance en la deuda se debe a China y Estados Unidos; se proyecta que ésta aumentará aproximadamente un punto porcentual del PIB por año en el mediano plazo.
Pero, excluyendo a las estas dos economías, la proporción disminuiría aproximadamente medio punto porcentual anual.
“El aumento de los déficits refleja una desaceleración del crecimiento, un aumento de las tasas de interés reales y un déficit presupuestario cada vez más negativo”, acotó Gaspar.
Con información de La Jornada.