En una diminuta isla del Caribe, cientos de personas se alistan para trasladarse, para escapar de las crecientes aguas que amenazan con sumergir sus hogares en las próximas décadas.
El gobierno está construyendo 300 viviendas en tierra firme panameña para reubicar al pueblo indígena Guna de la densamente poblada isla de Cartí Sugtupu.
Algunas viviendas ya han sido abandonadas debido al aumento del nivel del agua. Expertos predicen que el archipiélago desaparecerá para finales de siglo por el cambio climático.
Cartí Sugdupu es una de las 365 islas del archipiélago de la comarca indígena de Guna Yala. Sus habitantes viven de la pesca, el turismo y la producción de yuca y plátano, que recogen en la zona continental.
Al intenso calor y la falta de servicios públicos se suma el hacinamiento de más de mil personas que viven en esta isla del tamaño de cinco campos de futbol.
La población enfrenta asimismo la subida constante del mar, que inunda regularmente sus casas.
El gobierno constata en Cartí Sugdupu «problemas por la subida del nivel del mar producto del calentamiento global que sufre todo el país», así como «hacinamiento», explica Marcos Suira, un director del ministerio de Vivienda.
El gobierno y la comunidad trabajan desde hace más de una década en un plan para trasladar a 300 familias a un terreno en tierra firme que pertenece a los guna.
Islas abandonadas
Varias de las islas de Guna Yala están bajo riesgo de desaparecer bajo las aguas. Las 49 islas habitadas están apenas a entre 50 cm y un metro sobre el nivel del mar.
«El hecho es que con el aumento del nivel de mar por causa directa del cambio climático casi todas las islas van a ser abandonadas para finales de este siglo», pronostica Steven Paton, científico del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI, con sede en Panamá).
«Algunas de las islas más bajas (…) cada mes con la marea alta están inundadas», sostiene.
El gobierno cree que Cartí Sugdupu será tragada por el mar hacia el año 2050.
Destacara que la época de lluvias empeora la situación.
«Llega el tiempo de noviembre y diciembre y la elevación de la marea nos jode aquí, la isla queda casi como flotando, hay inundaciones, nos afecta, sobre todo a los que viven a las orillas», afirma Braulio Navarro, profesor en la escuela primaria.
Con información de Excélsior.