La Oficina de Naciones Unidas ha denunciado la persecución a miembros de la iglesia católica que como parte del deterioro a las libertades y las grandes restricciones al espacio cívico, se ha intensificado en los últimos meses en Nicaragua.
En un informe actualizado sobre la situación de Nicaragua ante el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, Nada Al-Nashif, alta comisionada de la ONU denunció la situación y pidió al régimen de Daniel Ortega que detenga su persecución contra la Iglesia y la sociedad civil.
El informe que cubre el periodo comprendido tras la anterior sesión del Consejo dedicada a Nicaragua, señala que en los últimos meses seis miembros de la Iglesia han sido expulsados del país y otros cuatro fueron recluidos en condiciones insalubres que violan los derechos humanos.
También añadió que al menos tres diócesis han sufrido una congelación de sus cuentas después de que la Policía Nacional acusó a la institución católica de lavado de dinero, aunado a la intimidación que han ejercido los policías a sacerdotes y feligreses en las diferentes manifestaciones religiosas ocasionando su cancelación por temor a represalias.
La alta comisionada destacó la falta de participación de Nicaragua en los mecanismos de derechos humanos de Naciones Unidas.
“Reitero nuestra llamada a que las autoridades nicaragüenses restablezcan un diálogo significativo con nuestra oficina y con los mecanismos de derechos humanos de la ONU”, subrayó Al-Nashif
Además de que pidió la liberación “inmediata e incondicional” de los detenidos arbitrariamente por el régimen de Ortega.