Javier Chicharito Hernández confesó que aceptó el castigo de no pertenecer más a la Selección Mexicana, para no inmiscuir a nadie más de los que participó en la indisciplina.
Esa expiación le costó perder el Mundial de Qatar a pesar de que estuvo la mitad del proceso que llevó el técnico Gerardo Martino. En septiembre de 2019, el Tri tuvo una serie de partidos amistosos por Estados Unidos y se les permitió a los jugadores tener un tiempo libre para tomar un brunch. Varios de ellos se dirigieron al bar Lavo Brunch de Nueva Jersey con mujeres de compañía. Chicharito pidió que en la siguiente parada, en San Antonio, las mujeres los acompañaran e incluso se hospedaron en el mismo hotel de concentración haciendo uso de la logística de la Selección, motivo por el cual, en los meses subsecuentes, fue relegado del equipo. El último partido de Javier Hernández con el Tri fue el 6 de septiembre de 2019 en el que incluso, marco gol.
Al aseverar que prefirió adjudicarse el papel de villano en toda la confusa historia, fue por salvaguardar el honor de uno de sus compañeros, Miguel Layún, quien está casado y para evitarle problemas.
Estos dos años sabía que era un precio a pagar por el error, pero fue una decisión que yo tomé por un compañero y así va a ser. Si la gente dudó que hubo falta de interés era mentira”, declaró.
Confesó que pasó momentos duros por lo futbolístico, pero también por líos personales al separarse de su pareja, Sarah Kohan.
Si hubiera estado yendo a la selección en esos momentos no veo a mis hijos y hay algo muy de fondo que debía proteger y me costó un Mundial”.
Desestimó de cargar alguna culpabilidad de Gerardo Martino por no llevarlo, sin embargo, cree que fue desmedido el castigo con respecto a otros jugadores que han hecho indisciplinas.
Martino no tuvo la culpa. El dólar me lo cobraron a 100 cuando tenía que ser a 20, siendo que otros hicieron cosas peores y se lo cobran a 5. Si se llega a dar mi regreso, qué bueno, si no, estoy tranquilo”.
Vía: Excelsior
