Rafael Nadal debutó en Wimbledon en 2003 cuando tenía 17 años. Ahora con 36 sigue jugando y se convirtió en el tercer jugador más longevo entre los ocho mejores del torneo en la Era Open. Se une a un club en el que sólo estaban Roger Federer y Ken Rosewall.
Nadal, que ha dejado atrás sus molestias en el pie izquierdo, va de menos a más sobre la hierba. Hoy dio un paso adelante para derrotar por segunda vez a Botic Van de Zandschulp por 6-4, 6-2 y 7-6.
El neerlandés, que ya había sido víctima del balear en la tercera ronda de Roland Garros, volvió a hincar la rodilla en una superficie que se adapta más a sus características de juego.
Sin embargo, Rafa le cerró la puerta desde el décimo juego. El manacorí, que se dejó 6 horas y 35 minutos en las dos primeras rondas, quería preservar su cuerpo y guardar energías para la recta final. Empieza el miércoles con el estadounidense Taylor Fritz, su verdugo en la final del Masters 1.000 de Indian Wells y que viene con la confianza del título sobre el césped de Eastbourne. Ha decantado a su favor sus últimos ochos compromisos en hierba.
El campeón de 22 grandes, sin ser un especialista en la moqueta verde, ha estado en cuartos en sus últimas tres presencias en el torneo británico.
No está liderando ninguna de las estadísticas significativas del certamen, pero permanece en la lucha por la corona final, la que le permitiría ser el sexto jugador capaz de coronarse en los tres primeros ‘majors’ del calendario.
En un día soleado en Wimbledon, y con un bote más alto de la pelota porque el césped está desgastado tras una semana de competencia, a Rafa le costó anotarse el primer set.
Van de Zandschulp tiraba misiles a casi 200 kilómetros por hora que le permitían estar en el partido. La igualdad se rompió a partir del 4-4. Nadal encadenaría entonces cinco juegos para tomar una cómoda ventaja en el tanteo. Entre medias, una opción de rotura de su oponente sin éxito.
Botic se las prometía muy felices cuando inicio la tercera manga con un ‘break’. Se lo devolvieron inmediatamente después. La sentencia pudo llegar en el sexto acto con un tenista español totalmente poseído por su buen momento de forma.
Sin embargo, Nadal perdió por segunda vez el servicio con 5-3 cuando nadie lo esperaba. El desenlace tuvo que esperar a la muerte súbita. Le costó cerrar al español, que desperdició un 6-3 en el ‘tie break’. El partido murió con un errático remate de Zandschulp.
Marca Claro.
