Luego del asesinato de dos sacerdotes jesuitas en Cerocahui, la Iglesia católica llamó al gobierno a implementar acciones para no dejar sin castigo a quienes provocan que el país esté “invadido por la violencia”.
Nuestro tono es pacífico, pero alto y claro, invitando que las acciones de gobierno acaben con la impunidad. Son miles de dolientes sin voz que claman justicia”, afirmó Javier Ávila, párroco del poblado de Creel, durante la misa de cuerpo presente de Javier Campos y Joaquín Mora, baleados en un templo en la Tarahumara.
La liturgia, encabezada por Constancio Miranda, arzobispo de Chihuahua, se realizó en el templo del Sagrado Corazón de Jesús, en la capital del estado. Estuvo presente la familia de Pedro Palma, el guía de turistas por el que los jesuitas muertos buscaron interceder para evitar que lo asesinaran.
El padre Ávila reconoció el dolor que dejan estos decesos, pero pidió no olvidar a los miles de asesinados y desaparecidos.
Este evento no es aislado en nuestro país, un país invadido por la violencia, por la impunidad”, lamentó.
Ante la inseguridad en Chihuahua, aseguró que los jesuitas ni abandonarán su misión ni a la gente. “Sabemos perdonar y perdonamos, hay dolor, pero no angustia o rabia; hay huecos y vacíos, no ausencia”.
Tras la misa, los cuerpos de los jesuitas fueron trasladados a Creel y luego hacia Cerocahui, en el municipio de Urique, donde mañana serán sepultados.
Excelsior