Este miércoles, el primer ministro británico, Boris Johnson confirmó que estuvo en una fiesta organizada en los jardines de Downing Street durante el confinamiento, afirmando que se trataba de un encuentro de trabajo, y pidió disculpas ante el parlamento.
Asimismo, dijo asumir la “responsabilidad” de los “errores” cometidos, a lo que el líder de la oposición, el laborista Kleir Starmer, respondió llamándole a dimitir como lo han hecho anteriormente los que infringieron las reglas sanitarias contra el coronavirus.
El controvertido líder se defendió en el Parlamento explicando que “los jardines son una extensión de la oficina, que han estado en constante uso debido al papel del aire fresco para frenar el virus”, y siguió insistiendo que “técnicamente podría decirse que estaba dentro de las normas”, pidió “sinceras disculpas” a los británicos, que en aquel momento tenían “totalmente prohibido reunirse con sus seres queridos”.
El controvertido líder, que esperaba haber dejado atrás el llamado “partygate” tras la relevación en diciembre de presuntas infracciones entre mayo y diciembre de 2020, no había hecho declaraciones desde que el lunes estalló la última bomba.
Se público un email del 20 de mayo de 2020 donde, el ministro Martin Reynolds, invitaba a un centenar de empleados a “disfrutar del buen tiempo” tomando “unas copas con distancia social”, esa noche en los jardines de Downing Street.
Varios asistieron a la fiesta tanto Johnson, que en abril había ingresado en cuidados intensivos debido a covid-19, como su esposa Carrie, quien poco antes había dado a luz al primer hijo de la pareja.
Sumándose a otros escándalos de corrupción y amiguismo, estas relevaciones provocaron la ira de la opinión pública, de muchos diputados que contemplan incluso una noción de confianza interna, contra el líder conservador, de 57 años, elegido el 2019.
El 56% de los 5.391 adultos entrevistados consideraron que debería dimitir.
-Excélsior
