El subcomandante Galeano (Marcos), del EZLN, llamó a participar en la consulta popular del 1 de agosto, en una convocatoria parecida a la que hizo previamente el subcomandante Moisés.
En un pronunciamiento titulado Por qué Sí a la Consulta y Sí a la pregunta, Galeano asegura que “los pueblos zapatistas participarán, de forma extemporánea, en la llamada “Consulta Popular”, siguiendo los usos y costumbres de los originarios, con asambleas comunitarias. El resultado se le hará llegar a las organizaciones de víctimas de la violencia, de búsqueda de desaparecidos y de presos de conciencia. Quienes tienen credencial del INE (de hecho sólo un@s poc@s) asistirán a una casilla” el próximo 1 de agosto.
El subcomantante indica que “se llama a participar en la Consulta pensando en las víctimas… Es eso -escribe- o resignarse a que, cuando usted sea la víctima, el “actor político” responsable de evitar que eso le ocurriera, de investigar, perseguir y castigar a él o los culpables, declare que usted “se lo buscó”, que condena el hecho y, claro, que se investigará “hasta las últimas consecuencias y caiga quien caiga” –mientras su nombre de usted y su historia personal, pasan a ser un número en una estadística”.
Y apunta que “la pregunta a consultar no trata de los ex presidentes, o no sólo. Sino de todos los actores políticos: ejecutivos federales y sus gabinetes legales y ampliados; gobiernos estatales y municipales; diputados locales y federales; senadores; jueces y todo el aparato de justicia; organismos descentralizados; organismos autónomos (como el IFE antes y después el INE); ejército, fuerza aérea y marina; policías federales, estatales y municipales”.
“Tampoco trata de juzgar ni condenar a nadie. Trata de los derechos de las víctimas, de su derecho a la justicia y a la verdad. Su derecho a saber por qué se decidieron tales acciones u omisiones, con cuáles leyes se les dio sustento legal. Y quiénes fueron o son los responsables o irresponsables, desde el más alto, hasta el más bajo nivel. Eso sería la verdad y su consecuencia sería la justicia”, anota.
“No están a consulta ni la una ni la otra. Se consulta si estamos de acuerdo en apoyar a las víctimas que reclaman saber qué pasó, por qué, y quién; y demandan justicia. Cuando se pone como período temporal “los años pasados”, se deduce que incluye hasta el 31 de diciembre del 2020. Y si los meses de enero a julio del 2021 son “pasados”, pues también”, afirma.
“Si de esas exigencias de Verdad y Justicia se sigue algo más que no sea simulación, depende de las víctimas, sus familiares y de quienes les apoyan”, sostiene.
En cuanto a los riesgos, reconoce que “es más que probable que, tanto el oficialismo como la “oposición” en México, usen la participación en la consulta y el resultado. Sea como una forma de legitimar su política gubernamental, sea como un argumento para esconder sus culpas y evadir la justicia. Tanto el número de participantes “contemporáneos”, como las respuestas, pueden ser secuestrados por uno y otro lado. Pero eso durará apenas un tiempo”.
“Lo que a nosotros nos importa es que las víctimas se sientan acompañadas y animadas en su doloroso caminar. Pero su paso, su ritmo, su velocidad, su compañía y su destino, corresponde a ellas y sólo a ellas decidirlo”, asegura.
“Sí, está también el riesgo de que el oficialismo use esa consulta popular para avalar las “consultas” falsas con las que ha cubierto el carácter depredador de sus megaproyectos en los territorios de los originarios. Bueno, esas “consultas” no lo fueron. Fueron acarreos desvergonzados y con ridículos resultados. Se chantajeó y se pagó por el acuerdo y, aun así, fracasaron en lo que a participación se refiere. No fueron previas, ni informadas, ni libres, ni de acuerdo a los modos y tiempos de los pueblos originarios. Pero, en el caso de que algún día se hicieran consultas a los pueblos originarios, se informaran bien los pros y los contras, fueran ANTES de que se implementaran los megaproyectos, participaran TODOS los afectados, etc., y ganara la propuesta de destrucción de la naturaleza y el aniquilamiento de los pueblos originarios como tales, pues la conclusión sería que faltó trabajo de explicación y convencimiento, y habría que seguir insistiendo. ¿Y mientras tanto? Resistencia y Rebeldía”, expone.
“Claro, esta consulta también puede ser una mascarada… si no la volvemos inoportuna, impropia, inconveniente, “extemporánea”. Es decir, si no la convertimos en algo más. Aunque habría que, primero, sustraerse de lo que dicen y disputan allá arriba; y luego seguir con encuentros, foros, festivales, apoyos para las víctimas. Una campaña nacional por la verdad y la justicia. En suma “acompañamiento”, no “dirección””.
Y pregunta:
“¿No sería bueno que las Madres Buscadoras de Desaparecidos en Sonora, las Rastreadoras de El Fuerte, Sinaloa, las madres de los Yaquis secuestrados, los desplazados de Pantelhó, las familias de desaparecidos en Guerrero, Guanajuato, Veracruz, Baja California Sur, Querétaro, Jalisco, Coahuila, Morelos y casi cualquier estado de la República Mexicana, así como los familiares de los migrantes inmolados en México, los familiares de los desaparecidos de Ayotzinapa, se encontraran con…
“… los familiares de las víctimas de la guerra sucia, con las familias de los infantes con cáncer y sin medicinas, con las mujeres agredidas en Atenco, con los movimientos feministas que luchan contra los feminicidios y la violencia contra las mujeres, con l@s defensor@s de la comunidad LGBTTTIQ+, con las familias de la Guardería ABC, con los familiares de los muertos en la línea 12 del metro de la Ciudad de México,…
“… con los familiares de Samir Flores Soberanes y con quienes se organizan para resistir a la Termoeléctrica en Morelos, con las comunidades que resisten al despojo y la destrucción que significan el mal llamado “Tren Maya”, el Corredor Transístmico, el aeropuerto de Santa Lucía, la minería abierta y cerrada, con las organizaciones por presos y desaparecidos políticos, con las Abejas de Acteal, con los sobrevivientes de El Charco, con los cercanos a Tomás Rojo y a Simón Pedro, y con tantos dolores organizados y no?
“Piense usted en esa persona que se encuentra sola, buscando a su ser querido sin más fuerzas que las del vientre y del corazón, y, además, debe soportar las burlas y los desprecios de otras, otros que le dicen “se lo merecía”, “andaba en malos pasos”, “te quejas porque eres parte de la mafia del poder”, “es tu culpa porque no le educaste bien”.
“Y que ni siquiera le dejan responder: “mi hija fue por un mandado a la esquina y ya no regresó”, o “fue a una fiesta”, o “mi niña tenía menos de 10 años”, o “mi marido venía del trabajo y lo mataron dos veces: una con balas, la otra con las mentiras de que era delincuente”, o “en lugar de recibir una foto de mi hija, hijo, graduándose, me entregaron el resultado de una prueba de ADN y un pedazo de hueso envuelto en una tira de la ropa que llevaba ese día, esa tarde, esa noche que, desde entonces, no cesa”.
“O ni eso: el no lugar, ni viva ni muerta: desaparecida.
“¿No sabrá así que no está sola? ¿No será que así descubre que no sólo no es la única en el dolor, también que hay otras que buscan verdad y justicia?
“¿No descubrirá, así, lo mismo que nosotros los pueblos zapatistas? A saber: que los dolores no se suman, sino que se multiplican cuando se encuentran.
“El peligro no será si el oficialismo o la oposición usan esos encuentros en su beneficio. Sino que no se respete ese dolor ya organizado y se pretenda dirigirlo a otro lado que no sea alcanzar la verdad y la justicia que todo ser humano, independientemente de su raza, color, cultura, credo, género, orientación o preferencia sexual, filiación o ideología política, clase social, merece y necesita.
“Porque no basta conformarse con lamentar un nuevo asesinato, una nueva desaparición, una nueva fosa común con huesos y jirones de ropa. No basta con denuncias públicas que son sofocadas por el escándalo de moda. No basta con una estadística, un número, un olvido.
“Esa mujer merece saber la verdad. Qué pasó con su cría y por qué. Y merece, no sólo que se le acompañe en esa búsqueda de verdad. También en la exigencia de que los responsables de esos crímenes reciban su castigo.
“Esta geografía llamada “México” merece conocer la verdad de lo que pasó y pasa. Y merece justicia. Sean «chairos» o «fifís», neoliberales o neoconservadores, pro4T o anti4T, o la dicotomía que se les ocurra.
“Pero no obstante: si usted decide que no, que no sirve para nada bueno participar en esta otra consulta, pues tal vez significa que usted está haciendo algo más y mejor”, agrega.
Por último, insiste: “Participe en la llamada Consulta Popular. Si no quiere que su sentir sea usado por unos u otros, no vaya a la casilla. Grite, raye, pinte, cante, baile, haga gestos, guarde silencio, camine, corra, quédese quieto. Usted decida qué y hágaselo saber a las víctimas. Y hágalo después del 1 de agosto… todo el año y los años que siguen”.
“O póngase de acuerdo con otros, otras, otroas, y analicen, discutan, debatan. Si quieren, escriban, en una especie de acta o carta común, su decisión unánime o dividida, y mándenle a alguna organización de familiares de víctimas (dudo que no tengan una en su geografía). Recuerde que el INE no hace conteo de sentimientos, solidaridades, hermandades, demandas de verdad y justicia.
“Y no importa su edad, ni si es extemporánea o contemporáneo, si está arriba, abajo o en medio, si es «chairo» o «fifí», si le gustan las cumbias o el rock, si ve anime o rancheras, si es hetero o “ultimadamente a ti qué te importa lo que sea o no sea”.
“No lo haga porque apoya al gobierno o porque se le opone. Hágalo aunque sólo sea para decirle a esa mujer que llora la ausencia de su pareja, su cría, su hermana, su madre, su pariente, su conocida, su amiga, su compañera, su amor, que su tenaz búsqueda de verdad y justicia, su empeño, su dolor, su pesadilla, no le pasan desapercibidos a usted.
“Hágalo porque tal vez, debajo de clasificaciones, banderas, escudos y consignas, usted es un ser humano”, finaliza.
Y firma: “Desde las montañas del Sureste Mexicano.
Aristegui