Argentina ya tiene ley del aborto y se convierte en uno de los pocos países de América Latina en permitirlo. Un camino largo, de años de luchas e intentos frustrados que ahora tiene final feliz tras la sanción en el Senado de un proyecto considerado “histórico” por los grupos feministas e “inconstitucional” por parte de los detractores.
Poco después de las 04:00 h y tras 12 horas de sesión parlamentaria, la voz de la expresidenta Cristina Fernández, actual vicepresidenta y titular del Senado, confirmaba la noticia: “Resulta aprobado con 38 votos afirmativos, 29 negativos y una abstención. Se convierte en ley y se gira al Poder Ejecutivo”.
Y el júbilo y las lágrimas de emoción se apoderaron de las miles de personas que, dentro de la marea verde, como se conoce a los grupos que apoyan la legalización, aguardaban con impaciencia el resultado del debate a las puertas del Congreso, en Buenos Aires, junto a sus característicos pañuelos verdes y pancartas alusivas.
El fin a una normativa centenaria
El proyecto sancionado, que fue iniciativa del presidente Alberto Fernández -en el poder desde hace un año-, da la vuelta por completo a la legislación que rige desde 1921, cuando se aprobó el vigente Código Penal y por el que solo se puede acceder al aborto si corre peligro la vida de la madre o si el embarazo fue por una violación.
Cuando entre en vigor la nueva ley -hay diez días hábiles para que sea promulgada y luego deberá ser reglamentada-, las mujeres podrán abortar voluntariamente, de forma segura, legal y gratuita, hasta la semana 14 de gestación, y más allá de ese plazo en las dos causales hasta ahora permitidas.
Siempre en un máximo de 10 días desde su requerimiento.
También se autoriza la objeción de conciencia de los sanitarios que no quieran participar del aborto, pero siempre que deriven a las pacientes a otros profesionales que sí lo hagan.
López-Dóriga Digital