El secretario de Estado designado de Estados Unidos, Antony Blinken, promete tanto incomodidad como oportunidades para el gobierno australiano de Scott Morrison.
Blinken difícilmente podría representar un contraste más sorprendente con su futuro predecesor, Mike Pompeo, en sus puntos de vista sobre la necesidad de que Estados Unidos revitalice las alianzas y aborde problemas globales urgentes como el cambio climático.
Aportará al trabajo toda su experiencia como miembro del personal del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, asistente de política exterior del ahora presidente electo Joe Biden durante muchos años y subsecretario de Estado en la administración Obama.
La cosmovisión de Blinken podría resumirse como “Estados Unidos juntos”, y no como “Estados Unidos primero”.
Se debe considerar la incomodidad para Australia de una administración de Biden en la que Blinken jugará un papel central, por ejemplo: Después de holgazanear a la sombra de una política climática estadounidense prácticamente inexistente, el Gobierno australiano ahora no tendrá más remedio que participar de manera más constructiva en los esfuerzos globales para abordar el calentamiento global.
Morrison y sus ministros encontrarán cada vez más incómodo evitar un compromiso de cero emisiones globales netas de gases de efecto invernadero para 2050, en línea con las políticas de una nueva administración estadounidense.
Y es que Biden ha presagiado tal compromiso como piedra angular de la política exterior de Estados Unidos.
De la misma forma, el engaño de Australia de hacer uso de los créditos de carbono sobrantes de Kioto para poder cumplir con sus objetivos climáticos bajo el Acuerdo de París será difícil de sostener en esta nueva era.
Este estado de cosas tendrá implicaciones para la política interna australiana, en la que la línea climática contraproducente ha dejado al país sin una política energética sostenible por más de una década.
El compromiso de Biden de volver a unirse al Acuerdo de París desde el “día uno” y la centralidad de la política climática en su administración fue amplificado por Blinken:
“El cambio climático es posiblemente el único problema verdaderamente existencial que enfrentamos. Será prioridad número uno”.
FRASE
“Ciertamente lo haré (abandonar la Casa Blanca si el colegio Electoral elige a Joe Biden). Pero creo que pasarán muchas cosas entre ahora y el 20 de enero”
Donald Trump,
Presidente de Estados Unidos
Reuters
Al igual que cientos de millones de estadounidenses, el presidente electo, el demócrata Joe Biden, y el presidente en funciones, el republicano Donald Trump, celebraron de forma tranquila y en casa el Día de Acción de Gracias, mientras la pandemia de coronavirus se propaga por todo el país.
Biden estuvo en la pequeña ciudad costera de Rehoboth, Delaware, donde tiene una casa de vacaciones junto a su esposa Jill. Los Biden iban a recibir a su hija Ashley y su esposo, el doctor Howard Kerin, para la comida.
A Trump, en tanto, suele gustarle celebrar las fiestas en su resort Mar-a-Largo en Florida, pero el jueves se quedó en la Casa Blanca. A diferencia de Biden, que pidió una celebración segura con mascarillas y distanciamiento social, Trump instó a los estadounidenses a “reunirse” por Acción de Gracias, a pesar de la crisis sanitaria.
24 Horas