Escena 1. Una periodista, corresponsal de guerra, especializada en reportar mil batallas cubre un recital de Julio Iglesias, cree que lo resolverá “de taquito”. Antes de comenzar el concierto un empleado se acerca. “Me pidieron que le transmita que ojalá venga como corresponsal de amor, en vez de guerra”. Luego la invitar a salir de la “popular” para pasar a platea VIP. Las luces se apagan, comienza el show y desde el escenario el cantante dice algo que pocos entienden salvo ella: “Tú que viajas por países en guerra como Afganistán, Irak… cuando vuelvas a casa y escribas de mí, por favor, cuenta que era un joven que no sabía jugar [al fútbol] y aprendí; que no sabía cantar y aprendí, que siempre he logrado lo que he logrado con esfuerzo”. En el medio del show, hace una pausa y larga un enigmático: “No, no he cambiado, Ángeles; sigo siendo español”. Conclusión: la periodista escéptica y que detestaba el romanticismo se encontró de pronto seducida y convertida en la fan número uno del artista que había despreciado.
Escena 2. Otra periodista debe realizar una entrevista con Julio Iglesias. Será en el lobby de un hotel, lugar poco romántico al momento de seducir. Apenas entra el cantante le dice: «Flaca, al verte me he vuelto de pronto hombre de una sola mujer… ¡Estoy acabado!». Ella no puede evitar la sonrisa y el sí rápido cuando la invita a seguir la entrevista en la pileta. Pero no están solos, vestido con una simple malla y rodeado de mujeres con cuerpos increíbles, Julio contesta sus preguntas más con ánimo de charla que de entrevista. Cuando terminan le pregunta si lo acompañaba a cenar y ella otra vez dice sí. Él le compra una rosa a una gitana mientras le canta al oído: «Por el amor de una mujer…». Ella siente frío y él la cubre con su abrigo y de paso luce su cuerpo de deportista. Su ropa huele a perfume masculino. Se despiden. «No pasó nada más, pero como me hubiera gustado«, contaría ella muchos años después.
Escena 3: Las Trillizas de oro son coristas de Julio Iglesias y las argentinas comparten hotel con el cantante. De pronto ven varias mujeres rondando por el pasillo. Una se anima y toca su puerta mientras reclama y pide «¿Ya terminaste? Me toca a mí». Para evitar problemas de encuentros hay un aceitado sistema de desencuentros. Las que salen de la habitación bajan por el ascensor mientras las que entran suben por la escalera.
Aunque parezcan inciertas o exageradas, todas estas situaciones fueron vividas y corroboradas por distintas personas que conocieron a Julio Iglesias. Es que el cantante español no solo asombra por su trayectoria también por sus amoríos. El mito se acrecentó cuando la revista Maxim publicó un ranking con los 10 hombres del mundo con más amantes y el español ocupó el cuarto lugar con ¡tres mil! ¿Truco, treta, mito, realidad?
Lejos de desmentir, Julio Iglesias dejo frases memorables como cuando aseguró que no podía subir a un escenario a cantar si antes no hacía el amor. «Era como un conejito, ‘chaca, chaca, chaca’… y me iba a cantar. Pero era espantoso, porque después, mientras estaba en el escenario, quería terminar rápido sabiendo que tenía una mujer desnuda esperándome en la habitación». Otra vez afirmó que la primera vez que cantó en Punta del Este tenía 24 años y hacía el amor tres veces por día, eso sí no especificó si fue con la misma persona o el gusto estaba en la variedad.
En el mismo tono recordó que “En 1970 di 41 conciertos en 41 ciudades españolas distintas en 30 días. Hice el amor todas las noches. 41 ciudades diferentes, 41 novias diferentes”, y con carita compungida reconoció que eso fue su «etapa rockera”. Si se insistía sobre la cantidad de sus amoríos respondía: “A veces siento la vergüenza de decir, ¡coño!, la gente debe estar pensando que he tenido tantas y tantas mujeres. Seguramente he tenido más de las que me he merecido y millones menos de las que ustedes creen” y agregaba una frase que puede ser definida como la del hombre más cursi o el más romántico del mundo: “No he estado con muchas mujeres sino que he estado con muchos amores, que es diferente”.
El gran seductor estuvo dos veces casado. La primera vez fue con la bella y enigmática Isabel Preysler. Su historia es tan atrapante que merece otra nota. Se casaron en 1970. Los padres de Isabel la habían mandado a España para que olvidara a un novio 20 años mayor. Pero el remedio fue peor que la enfermedad porque en la Península conoció a Julio, quedó embarazada y se casó «de apuro» como se decía en aquellos tiempos. Tuvieron tres hijos: Chabeli, Julio José y Enrique. El matrimonio duró ocho años tiempo que coincidió con la explosión de fama de Iglesias. Pero Isabel se cansó de los viajes constantes y la infidelidad crónica de su marido y pidió el divorcio. Él se estableció en Miami y ella se quedó en España donde se convirtió en marquesa al casarse con Carlos Falco y luego en multimillonaria cuando se unió con el banquero Miguel Boyer.
Con base en Miami, ciudadano del mundo «pero siempre español», Julio Iglesias se convirtió en un enorme artista y profesional como sus números lo demuestran. En cuatro décadas grabó 79 discos en 14 idiomas que vendieron más de 300 millones de copias y por los que recibió 2600 discos de oro y platino. Ofreció más de cinco mil conciertos en vivo, en 600 ciudades del mundo donde lo aplaudieron más de 60 millones de espectadores.
Mientras su carrera crecía su fama de latin lover, también. Carismático, encantador sus compañías favoritas eran las modelos y las azafatas. A diferencia del escándalo con el productor Harvey Weinstein donde al menos 26 mujeres denunciaron situaciones de abuso sexual, Julio Iglesias no tiene una sola acusación en su contra. Es cierto que actitudes que en otro tiempo eran consideradas normales hoy pueden ser consideradas más machistas que seductoras.
Una de esas costumbres consistía en besar en la boca a las mujeres. Y eso ocurrió en el programa de Susana Giménez en el 2003. «Qué amoroso, qué bonito, qué guapo, siempre flaquito», le dijo la diva y Julio empezó el «operativo seducción». No importó que estaba casado ni en un programa en vivo, es que como dice el dicho «el zorro pierde el pelo pero no las mañas». Y Julio con menos pelo pero igual de mañas comenzó a hacer bromas sobre su físico, su desempeño amoroso y de pronto entre los «qué lindo estás», «qué guapa sos». El español le estampó un beso en la boca a la diva que la dejó sin aire.
Durante mucho tiempo también se dijo que existía una libreta donde anotaba los nombres y números de teléfono de todos sus amoríos. Se decía que no era una libretita común «de almacenero» sino una de fino cuero rojo, realizada por la joyería Cartier y que en su portada llevaba grabada en oro las iniciales J. I. Dicen -y nunca se desmintió- que apenas se separó de Isabel solía invitar a cuatro o cinco chicas a compartir su casa en Miami. Los periodistas solían entrevistarlo mientras veían pasar azafatas en bikini y modelos en ropa interior. Eso sí cada vez que se iban les pedía a las muchachas que ordenaran sus cuartos no sea cosa que sus hijos encontraran una tanga abandonada.
En 1990 otra mujer logró enamorar al cantante, la bellísima holandesa Miranda Rijnsburger. Se conocieron en 1990 y no se separaron más. Tuvieron cinco hijos Miguel, Guillermo, Rodrigo y las gemelas Cristina y Victoria. Dicen que el secreto de lo duradero de esta relación radica en que ella está segura que Julio tiene amoríos pero que ella es su gran amor o que las otras son amantes pero ella es esposa o que Miranda vive en Miami y Julio pasa grandes temporadas en Punta Cana y Bahamas o que cada uno tiene vacaciones por su lado. Lo cierto es que ya llevan casi 30 años juntos.
Por ahora se desconocen nuevas demandas de paternidad, pero no hay que olvidar que Julio Iglesias Puga, el progenitor del cantante volvió a ser padre a los 87 años con su novia de 40. Así que con un Iglesias «nunca digas nunca». Por las dudas, el español que más disco ha vendido en todo el mundo aclaró que cuando llegó a Miami «no podía hablar una palabra de inglés, pero mi vida sexual era perfecta». En cambio, ahora «mi inglés es perfecto, pero mi vida sexual es una basura». ¿Truco, treta, mito, realidad?
Este miércoles 23 de septiembre Julio Iglesias alcanzó los 77 años. Y en la misma cuenta de Instagram en la que hace gala de su célebre perfil derecho, repetido en decenas de imágenes, y donde desmiente problemas de salud adjudicados en el último tiempo, dejó un posteo en las vísperas de su cumpleaños. “Cuando escribí ’33 años’ me acuerdo que mi padre me dijo: ‘Estás equivocado, 33 años no es la mitad de la vida’. Mi padre murió con 90 años y yo ya tengo 77 mañana. Mi padre tenía razón”, dijo el ídolo popular, que solo desea seguir cantando. Y que no se abran nuevos frentes de conflicto en su vida personal.