El Covid-19 no ha detenido el trabajo de las artesanas queretanas del municipio de Amealco, quienes han pausado la producción de prendas y muñecas culturales para realizar cubrebocas artesanales, impregnando la cultura de Querétaro en cada uno de estos.
Ante la cancelación de toda actividad económica, incluyendo la visita de turistas y por ende, la venta y exposición de artesanías, alrededor de 50 mujeres que trabajan en el taller Casa de Madera de la comunidad de San Ildefonso Tultepec en el municipio de Amealco de Buenfil tuvieron que encontrar otra manera de poder generar ingresos durante la pandemia, por lo que decidieron crear los cubrebocas artesanales. Así lo explicó María Isabel Pascual García, encargada de publicitar estos productos por medio de las redes sociales.
“Aquí en el taller son 50 mujeres que trabajan haciendo: bordados, muñecas, cociendo y otras actividades más, lo que representa 50 familias que dependen de este taller. En algún momento vimos unas publicaciones en Facebook en donde unos compañeros de otros estados estaban haciendo cubrebocas con su bordado tradicional, por lo que pensamos que también lo podíamos hacer nosotras”.
Fue así como comenzaron a crear prototipos de cubrebocas, hasta que decidieron por uno, mismo que al realizarlo, le tomaron una fotografía y la subieron a las redes sociales, con la esperanza de que les pudiera interesar a un gran número de personas, expectativa que ha sido superada.
“No habíamos publicado nuestras artesanías en las redes sociales, fue nuestra primera publicación esperando una respuesta positiva por parte de la gente, a los 30 minutos de haber subido las fotos comenzaron a llamar preguntando costos y tipos de cubrebocas, después la misma gente nos comenzó a recomendar y así fue como comenzamos a tener mucho trabajo, incluso pedidos de otras partes”.
Tal fue el éxito de este tipo de mascarillas, que actualmente no solo en Querétaro se distribuyen, sino en diferentes estados de la República Mexicana, e incluso al extranjero.
“Todos los lunes hacemos envíos a diferentes partes de la República que nos hacen su pedido vía WhatsApp, los miércoles llevan para la ciudad de Querétaro y a San Juan del Río. También hemos mandado a otros países como: Colombia, Canadá, Estados Unidos, Paraguay y otros más”.
En la ciudad de Querétaro, la Fundación Cultural México, Orgullo y Tradición por medio de su titular la maestra, María Teresa Gómez Saldaña apoya la distribución de los tapabocas para toda la zona metropolitana del estado.
Cabe destacar que están bordados de manera 100% manual, por lo que varía su costo dependiendo del diseño y material, entre los cuales está el cuadrillé con estambre y lino con bordado fino con un costo de 50 a 120 pesos, precio que ya han querido regatear algunas personas. Tal como nos los comparte Genoveva Pérez Pascual, iniciadora de este proyecto.
“No solo nosotros hacemos cubrebocas sino otros talleres también. Como vieron que vendíamos, ellos los daban mas baratos con la finalidad de vender más, por lo que de repente a veces si nos los regatean, pero el precio no se cambia tanto por el trabajo que se realiza como por el material”.
Al ser un trabajo manual, su realización comprende varias horas y el trabajo de muchas manos.
“Los primeros días eran muy pesados, nos dormíamos hasta la una de la mañana ya que teníamos que cortarlos, aunque ahorita ya nos organizamos y es más rápido el trabajo. Es un cubrebocas bien hecho y de manera tradicional”.
Además de estéticos, los cubrebocas están avalados por su calidad y la protección que brindan a quienes lo usan, gracias a las capas con las que están realizados, como lo detalla María Isabel.
“Es la tela que tiene contacto con el rostro, dentro hay un filtro, después la tela que forra el cubrebocas y encima lleva el bordado, por lo que todos los cubrebocas tienen 7 capas en total”.
Es así como la cultura queretana se ve reflejada en sus artesanías, aun viviendo una pandemia como el Covid-19.
“Los cubrebocas tienen un pedacito del corazón de San Ildefonso, de identidad y de cultura, por lo que tiene un valor agregado, más que material, es un valor cultural”.
Por: Agustín Murillo
