Ante la pandemia del Covid-19, asilos y residencias han tenido que implementar medidas estrictas para evitar la propagación de contagios, debido a que los adultos mayores son los más propensos a contraer este nuevo virus, situación que ha afectado no solo en la salud, sino también en la economía de este sector.
La pandemia del Covid-19 ha traído una serie de modificaciones a nuestro estilo de vida, los cuales, hemos realizado para evitar la propagación de contagios.
Si bien, aunque todos estamos propensos a poder adquirir el sars-cov-2, hay grupos de personas que debido a una serie de características, se consideran como vulnerables ante el contagio de este nuevo virus, entre ellos, los adultos mayores.
De acuerdo con las instituciones de salud, las personas de la tercera edad son más vulnerables al contagio del Covid-19, debido a los padecimientos subyacentes que pueden tener como: hipertensión, diabetes, enfermedades respiratorias o problemas de peso, así como un debilitamiento del sistema inmune, resultado de la edad o del paso de los años.
Ante esta situación, las residencias y asilos han tenido que modificar por completo sus rutinas, con el objetivo de salvaguardar la vida de sus residentes, principalmente restringiendo el acceso a personas ajenas a la institución, como son: familiares, voluntarios e incluso algunos trabajadores, así nos los cuenta el presbítero Gabriel Álvarez Hernández, director del asilo San Sebastián en la ciudad de Querétaro, residencia que cuenta con 40 adultos mayores.
“Redujimos el número de trabajadores, de tres turnos que teníamos ahora solo contamos con dos, se cerró el asilo a todas las actividades que teníamos, así como a eventos y a las visitas, incluso de los familiares“.
Así como en el ingreso de personal, también se han reforzado las medidas de higiene tanto dentro como fuera del albergue, principalmente cuando se requiere la asistencia médica o espiritual, así como al recibir donativos y la compra de alimentos y productos de primera necesidad. Así no los comentó la hermana María de la Luz González Mejía, religiosa de la Congregación de las Hijas Mínimas de María Inmaculada, congregación que tiene a cargo el asilo Divina Providencia.
“Algunos trabajadores que vienen de afuera se mudaron a permanecer en el asilo, actualmente tenemos solo tres trabajadores que vienen diariamente pero tienen que pasar por todas las medidas sanitarias: pasan por un tapete sanitizante, luego se bañan, se cambian y una vez hecho esto ya pueden comenzar con sus actividades. Ellos tienen que traer cambio de ropa y zapatos, prendas que regularmente no salen de aquí. También cuando se va al mandado se llega y se sanitiza todo para poder pasarlo al área de almacén”.
Al no contar con visitas de familiares, voluntarios o bienhechores, la salud mental de los abuelitos también se ha visto afectada, pues aunque entienden la situación por la que se atraviesa, el cambio de rutina ha hecho que algunos presenten cuadros de depresión, situación que ha llevado a implementar nuevas actividades recreativas, así como entablar la comunicación por medio de los dispositivos electrónicos o cuando se requiere, permitir la visita de algún familiar guardando la sana distancia y con las medidas sanitarias correspondientes.
“El adulto mayor no es ajeno, sabe que está pasando allá afuera, ellos preguntan ¿Cuándo va a venir la gente? ¿Cuándo nos van a visitar? por lo que sí se entristecen, por eso hacemos uso de la tecnología llamando a sus familiares o bien, ellos hablan. También es muy importante la fisioterapia para los adultos mayores, por lo que en las mañanas hacemos gimnasia cerebral y física para que les ayuden a moverse con más agilidad“, comentó la hermana María de la Luz González Mejía.
Otro problema por los que atraviesan, al igual que la mayoría de las familias, es la economía, la cual se ha visto gravemente afectada durante esta contingencia, pues aunque cuentan con el apoyo de las autoridades municipales y estatales por medio de la institución pública DIF, principalmente en la entrega de kits de higiene y medicamentos, han creado nuevas formas de generar recursos, como programas sociales por medio de bienhechores, tal como nos los explicó el padre Álvarez Hernández, titular del asilo San Sebastián.
“Gracias a una campaña que hicimos llamada 50×50, en la cual 100 amigos del asilo consiguieron 50 personas que donaran 50 pesos cada uno, todo lo recaudado se depositaba para los gastos del lugar, es importante aclarar que tenemos entradas de dinero a través de los propios familiares, sin embargo, entre 12 y 17 de los abuelitos no tienen quienes vean por ellos, entonces a todos ellos hay que conseguirles cubrir el gasto diario“.
En el estado de Querétaro, no se ha visto un incremento de contagios en adultos mayores como se ha presentado en algunos otros estados de la República, por lo que atribuyen este suceso al cuidado que se ha tenido a este sector de la población por parte de instituciones privadas y públicas, así como a la conciencia de los ciudadanos al evitar visitarlos, cumpliendo así con los lineamientos sanitarios, así lo señaló la presidenta de la Comisión de Grupos Vulnerables del Congreso local, Daniela Salgado Márquez.
“En el Estado el Covid-19 se está presentando más entre los jóvenes, no tan jóvenes, y vemos que las personas de la tercera edad se han cuidado, tanto ciudadano por ciudadano así como los que se encuentran en estancias públicas, refugios o albergues“.
Es así como la pandemia ha traído cambios importantes en la vida cotidiana de los diferentes sectores, sobre todo, de aquellos que se encuentran con más riesgo de contraer el virus o algunas otras enfermedades, cambios que sin duda, modificarán nuestra vida y la de nuestros adultos mayores de ahora en adelante.
AGUSTÍN MURILLO