Daniel Hove era un bombero estadunidense muy querido por sus familiares que recientemente murió a causa de cáncer.
Pero alguien que sufrió bastante todo el proceso de la enfermedad fue su perrito labrador llamado Gunner.
A Hove le diagnosticaron cáncer de páncreas en octubre del 2011, por lo que se sometió a una cirugía en febrero del año siguiente y después continuó con quimioterapias, de acuerdo a medios internacionales.
Durante todo este tiempo de enfermedad y recuperación estuvo acompañado por Gunner, quien no lo dejó ni un minuto.
Eran los mejores amigos hasta el final, iban juntos a todas partes”, contó Heather Nicoletti, su hija.
Lo sorprendente fue que cuando Daniel comenzó a enfermarse, Gunner también.
Cuando mi papá se agitaba, el perro se agitaba. Si mi papá estaba inquieto, el perro estaba inquieto. Cuando mi papá no respondía, Gunner tampoco. Cuando vimos cómo estaba el perro, que ya no se movía mucho y que no estaba bien, supimos que se acercaba el final”
Cierto día, la familia notó que Gunner tenía las patas hinchadas y que su comportamiento había cambiado. Por ello llamaron a la clínica veterinaria en la que trabajaba. Al ver que estaba muy mal decidieron dormirlo con una inyección para que no sufriera más.
Aproximadamente una hora y media después mi papá también se fue”.
Nicoletti confesó que le alegraba que su papá no haya tenido que ver cómo moría su mascota y amigo.
Sabíamos que se iban a ir juntos. Gunner no podría estar sin mi padre y eligió irse con él”.
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