La basílica de San Pedro de Roma reabrió este lunes sus puertas al público, símbolo de un retorno a una relativa normalidad en Italia donde el desconfinamiento entra en la «fase 2», con la reapertura de los comercios, los cafés y las terrazas y la reanudación de las misas.
Primer país donde se impuso el confinamiento hace más de dos meses para contener el nuevo coronavirus, la península sigue traumatizada por los estragos de la pandemia, tras registrar más de 32 mil decesos y paralizar su economía.
Sin embargo, desde el 4 de mayo los italianos han recuperado una mínima libertad, con una primera flexibilización de las restricciones, bajo la estricta vigilancia de los «carabinieri».
Este lunes por la mañana, la famosa basílica de San Pedro, en el corazón del Vaticano, reabrió sus puertas a los visitantes, después de estar cerrada desde el 10 de marzo. Par ello, este fin de semana fue totalmente desinfectada.
En presencia de numerosos policías con mascarillas, un puñado de visitantes, que hizo fila respetando una distancia de dos metros entre uno y otro, ingresaron al templo, luego de que se les tomara la temperatura y la desinfección de sus manos con gel.
Por ahora no está oficialmente prevista ninguna celebración.
«Italia vuelve a encender las luces»
El domingo, los habitantes de Roma parecían reapropiarse del centro de la ciudad eterna, sin turistas extranjeros y sin apenas coches en las calles, y sólo se veían deportistas, paseantes y ciclistas.
Casi todos con mascarilla, pudieron pasearse cerca del Coliseo y del Foro de Trajano.
Este lunes pueden abrir la mayoría de pequeños y grandes comercios, las peluquerías, los bares y restaurantes. «Italia vuelve a encender las luces, después de 69 días de cierre», resumía el diario La Repubblica.
También está previsto la reanudación de misas y celebraciones religiosas en las iglesias de todo el país, manteniendo las medidas de distanciamiento social.
El papa Francisco se congratuló el domingo de «esta señal de esperanza». «Pero, por favor, avancemos con las normas que nos han dado para asegurar la salud de cada uno», insistió.
En Milán, se va a celebrar una misa a media jornada en su majestuosa catedral gótica, todo un símbolo en la capital de la Lombardía, una de las regiones más castigadas por la pandemia.
«No podemos permitirnos» esperar a que se descubra una vacuna para reabrir el país, justificó el sábado el primer ministro italiano, Giuseppe Conte.
«Nuestros principios siguen siendo los mismos: proteger la vida, la salud de los ciudadanos. Pero tenemos que declinarlos de forma diferente», insistió.
La propagación de la pandemia parece estar bajo control en el país, donde el balance de víctimas mortales volvió a descender este fin de semana, con 145 decesos, la cifra más baja desde el inicio del confinamiento.
Próxima fase
Unos 800 mil comercios podrán reabrir este lunes, según la confederación patronal Confcommercio. Siete bares de cada 10, y el 80% de las imprescindibles «gelaterie» (heladerías), prevén volver a recibir clientes.
Los italianos podrán de nuevo reunirse con su familia, amigos o compañeros, en el domicilio o en el exterior. Las grandes congregaciones siguen no obstante prohibidas, así como las fiestas privadas. El uso de la mascarilla es obligatorio en los lugares cerrados abiertos al público y los desplazamientos entre regiones requieren una justificación.
La próxima etapa del desconfinamiento sera el 25 de mayo, con la reapertura de gimnasios, piscinas y centros deportivos. El 3 de junio, el país abrirá sus fronteras a los turistas europeos, una prioridad para las autoridades para relanzar el sector clave del turismo.
La Jornada